Muere un ciclista tras ser arrollado por un coche en Torrelavega

Otro conductor que circulaba por la carretera que une Sierrapando y Zurita (Piélagos) llamó a las nueve de la mañana a los agentes, para avisar que había visto los restos de la bicicleta y al ciclista tirados en la cuneta. Personados en el lugar del suceso, una zona de curvas situadas a la altura del cementerio municipal de Río Cabo, los policías comprobaron que el ciclista se encontraba en estado muy grave. Murió poco después durante el traslado en ambulancia al hospital más próximo (Sierrallana).

Los agentes también constataron que el conductor se había dado a la fuga y que entre los restos del accidente se encontraba la matrícula del coche. Puestos en contacto con el propietario del mismo, este les dijo que se le habían robado esa noche el vehículo en el Barrio Pesquero, de Santander, e iba a poner la correspondiente denuncia. También indicó que le había vendido hace meses y que todavía no estaba hecha la transferencia. Finalmente, tras varias horas de investigación, la Policía Local logró detener al conductor del vehículo.

Floren, como le conocían sus amigos, ha dejado esposa, dos hijos y tres nietos. Gran aficionado a la bicicleta, era socio del Club Cicloturismo Cantabria, con sede en Torrelavega. Fue camionero y después de terminar su vida laboral en el Ayuntamiento de Reocín, se dedicaba a dar rienda suelta a su pasión por la bicicleta.

Nino Ruiz, vecino de Tanos, le conocía bien: «Era un buen ciclista y mejor persona, un hombre callado que iba con nosotros donde hiciese falta. Me acompañó durante muchos años a todas las marchas cicloturistas, la de Perico, la de Induráin... Salíamos casi todos los días». Los de la «grupeta» están preparando la temporada de marchas, que se celebra entre marzo y septiembre, y hoy no fue una excepción: «Vimos los restos del accidente, con la bicicleta tirada en la cuneta, pero no pensamos que le hubiese tocado a él».

Para Nino y sus compañeros del Club Cicloturismo Cantabria este sñabado ha sido un día «muy duro». Tenían pensado homenajear en un restaurante a otro de sus compañeros, Dalmacio de Dios, de 67 años, que es noticia estos días por haber batido el récord nacional de kilómetros recorridos por un ciclista en un año (más de 50.000), pero se suspendió porque «no estamos para fiestas».

«Ha sido un mazazo terrible –explica–. Ahora no podemos quitarnos de la cabeza que vimos el lugar del accidente. Allí estaba un coche de Policía, uno hombre que llevaba una rueda en la mano...». El presidente del Club Cicloturismo Cantabria, Iván Aguirre, también ha mostrado su pesar por la pérdida de Floren, al que califica como «una buena persona». Juan Carlos Zunzunegui, íntimo amigo desde la infancia, lo confirma: «Era natural de Quijas, como yo, y puedo asegurar que era una persona que destacó siempre por no meterse en problemas. Una persona especial. Si hubiese muchos como él no habría guerras. Acabo de ver a la familia. Es una lástima».

Este ciclista es la tercera víctima mortal del año por accidente de tráfico en Cantabria. La primera fue un peatón, un hombre de 86 años que estaba atravesando un paso de cebra en la calle Hermanos Calderón de Peñacastillo –cerca de la rotonda de Regma– y que falleció tras ser atropellado por un turismo poco antes de las diez de la mañana del pasado 21 de enero.

El segundo fallecimiento, el de Bret Elorza, de 19 años, se produjo hace apenas una semana en la calle Castelar de Santander. Dos conductores iniciaron un pique, «conduciendo a gran velocidad» durante un largo trayecto hasta llegar a la rotonda de Puertochico, donde accedieron «sin respetar la preferencia de los vehículos» que por la misma circulaban. Después salieron a la calle Castelar donde el vehículo de uno de ellos, a consecuencia de la excesiva velocidad derivada del pique con el otro conductor, «saltó la mediana e invadió el carril contrario colisionando de frente contra el ciclomotor conducido por Bret Elorza, que falleció en el acto».