Un museo del hojaldre formará a los futuros confiteros en la plaza Baldomero Iglesias

Valorado en 565.000 euros, este nuevo espacio es una de las veinte propuestas que el municipio ha presentado al Gobierno de Cantabria para aspirar a los fondos europeos, un lote presupuestado en 4,6 millones y que, entre otras ideas, opta a la ayuda también con propuestas para instalar puntos de carga de vehículos eléctricos, señalización digital o planes para recuperar el patrimonio histórico.

Saber cuáles de esas aspiraciones caen en saco rato y cuáles salen adelante es cuestión de semanas. Suponiendo que el olfato del Ayuntamiento no falla, la previsión es que «este mes» el Ejecutivo regional notifique el dictamen a todos los municipios solicitantes de esta convocatoria extraordinaria. Si la suerte cae del lado de Torrelavega y la UE decide pagar el museo del hojaldre, la financiación llegaría en tres tramos anuales de aquí a 2025. Para entonces, la rehabilitación orientada a consolidar la estructura del edificio municipal -antigua sede de Servicios Sociales- debería estar terminada y la institución del dulce torrelaveguense podría poner fecha a su inauguración de una manera más o menos certera.

Pero el futuro del museo del hojaldre no está supeditado estrictamente al desenlace de los fondos europeos. Si Torrelavega no resulta elegida en la adjudicación de estas subvenciones, el Ayuntamiento está decidido a levantarlo con sus propios medios de todas maneras. Eso sí, «como un objetivo más a largo plazo», como informan desde la coalición de gobierno, segura de los beneficios de un espacio tan orientado a la exhibición de este producto estrella como a la formación o el fomento de la inconfundible marca de la ciudad.

No en vano, el Consistorio ha tomado la temperatura del proyecto junto a algunos de los confiteros que conforman esta industria. En estas reuniones ya han quedado claras algunas de las prioridades que se propone el museo, más allá de destacar como nunca el producto y elaboración del hojaldre. Por lo pronto, el equipo de gobierno quiere que la institución sirva de puente entre todos los miembros del sector y crear una red de colaboración importante a su alrededor. A partir de ahí, la formación es otra de las facetas potenciales del centro que más ilusiona al Ayuntamiento, interesado en atraer el talento, despertar las vocaciones pasteleras y moldear el complejo al gusto del circuito de la formación culinaria en el norte de España.

Entre tanto, lo único que ahora mismo está en manos del Ayuntamiento es la obra para restaurar el edificio que, a día de hoy, tiene más papeletas para acoger el complejo dentro de tres años. Desalojado en 2019 tras sufrir importantes daños estructurales, el inmueble -propiedad municipal en su mayor parte- está pendiente de iniciar una ambiciosa rehabilitación valorada en cerca de medio millón de euros antes de que termine 2022.

El bloque que fuera Casa Consistorial de la capital del Besaya hace más de un siglo necesita hoy un buen lavado de cara. Para muestra, la lista de tareas que están pendientes en la actuación de aquí a los próximos meses, desde el mantenimiento de la fachada, la eliminación de las buhardillas, el derribo de la mayor parte de los solados y la tabiquería, el tratamiento de la estructura de madera, la creación de una nueva cubierta, el refuerzo de las vigas y hasta el nivelado de todo el esqueleto del edificio.