«Los niños pueden dar problemas, pero no son el problema; hay que ayudarles»

El júbilo de los niños y las voces de los monitores nunca sonaron tan bien en el Campamento Urbano del SOAM. Ya son 25 veranos así, de integración, diversión y compañerismo; y ya van como 5.000 participantes, unos doscientos cada edición en estas más de dos décadas. El Campamento Urbano del Servicio de Orientación al Menor, impulsado por la Fundación Amigó, celebra desde este lunes sus bodas de plata en Torrelavega con una agenda de actividades que, mediante juegos, talleres, bailes y disfraces que durarán hasta el 9 de agosto, promueve como pocas iniciativas los valores de la integración.

Porque, detrás de las carcajadas, los saltos y el recreo de estos jóvenes, hay un mensaje importante. «Los niños a veces pueden dar problemas o tener, problemas, pero ellos no son el problema; hay que ayudarles, acompañarles y estar ahí para lo que necesiten. Son el futuro y nosotros estamos ahí para acompañarlos en este camino que a veces se torna complicado», sintetiza Pablo Blasco, director territorial de la Fundación Amigó, uno de los muchos responsables que, este lunes, y a pesar del bochorno y el calor que está pegando en Torrelavega, ha llenado la plaza Baldomero Iglesias de camisetas de colores chillones, carreras, alegría y diversión: «Tenemos mucha ilusión».

Él, los 34 monitores que dosifican este alborozo y hasta 126 niños participantes de entre ocho a catorce años encarnan un año más esta hermandad con cada vez más solera en Torrelavega. El movimiento era discreto durante el arranque del campamento y el reparto inicial de camisetas, cerca de las diez de la mañana, pero la plaza roja se ha alborotado definitivamente al cabo de unos minutos con los primeros juegos. La circunferencia que han formado uniendo sus manos para jugar a 'Caballeros a sus caballos' tendría como cincuenta metros de diámetro; al rato, las parejas de jinetes y corceles ya se estaban dejando la piel corriendo de un lado para otro. «¡Corre!», «¡más rápido!», alternaban.

Más de un vecino que pasó por ahí y vio la escena no pudo evitar resoplar y ponerse en la piel de los chavales bajo el sol, que ha empezado y con fuerza a salir a media mañana. El descanso ha sentado bien después, igual que la exhibición de la Unidad Canina de la Policía Local, así como la comida y los talleres y juegos planteados en el Colegio Fernando Arce.

Estaban Deba, Emilio, Alex, Libertad, Pablo, Sandra, Juncal, Yoana, Lidia o Blanca, entre otros muchos monitores; Alejandro, Daniela, Andrea, Daniel, Macken o Nerea, como muestra de los participantes, de los cuáles cerca de un 30% pertenecen al SOAM. Ese dato es importante. El Campamento Urbano ofrece una alternativa de ocio y cultura no sólo a los niños que recurren al Servicio de Orientación Al Menor; la gran mayoría de ellos no tiene nada que ver con este programa y acude a esta cita estival únicamente con el ánimo de participar y hacer actividades en comunión.

Y todo en una edición en la que, además, se integrarán también diferentes entidades de la ciudad: no sólo la Policía Local a través de la Unidad Canina, sino también Malabaracirco; la Escuela Municipal de Música o la de Pintura, entre otras.

El Servicio de Orientación Al Menor (SOAM) de la Fundación Amigó abre la puerta a muchos en situación complicada, pero sus centros juveniles están a disposición de todo el mundo. «Puede venir cualquier persona que en algún momento necesite una atención más especial», el director territorial de la entidad, antes de mencionar ayudar en materia de estudios o adaptación, entre otros ejemplos. Quizá la calidad de esta mano tendida resida también en la oportunidad que supone para que los jóvenes se conozcan unos a otros. «Todo en un clima de ocio y tiempo libre», incide Blasco.

Y acude mucha gente, como prueba cada año el balance anual que hace la Fundación Amigó sobre su actividad. Sólo el año pasado, esta entidad vinculada a la congregación de los padres amigonianos y volcada en la protección de jóvenes vulnerables en Torrelavega desde hace más de cuatro décadas, atendió el año pasado a 2.425 personas.

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