«El nombre más bonito de España»

Un acto que congregó a cerca de 200 autoridades, entre ellos los alcaldes de la etapa democrática, además de integrantes de las distintas Corporaciones municipales, así como los de la actual legislatura y algunos de los ciudadanos que por distintos méritos han sido reconocidos como ilustres, hijos predilectos o hijos adoptivos de la ciudad. Todos ellos disfrutaron de una velada en la que en la primera fila se encontraban el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien destacó en su discurso que Víctor de la Serna había reconocido que el de Torrelavega «era el nombre más bonito de los pueblos de España», acompañado por la plana mayor de los consejeros del Ejecutivo regional; el delegado del Gobierno, Eduardo Echevarría; el presidente del Parlamento cántabro, Joaquín Gómez, así como alcaldes de la comarca del Besaya y personalidades del tejido social y económico de la ciudad. Revilla recordó que Torrelavega ha sido históricamente «cruce de caminos» y que en sus calles a lo largo de los años se han podido encontrar gentes de toda la región como pasiegos, lebaniegos o purriegos que «vinieron aquí para labrarse un futuro y prosperar». Como apuntó hizo él mismo hace años cuando trabajó en una entidad bancaria en la calle José María Pereda.

Por su parte, el alcalde, Javier López Estrada, que ejerció de anfitrión invitó a los asistentes a que afronten el futuro de la ciudad con optimismo «porque tenemos una ciudad que puede mirar al mañana con la cabeza muy alta». Además, el regidor quiso reconocer el trabajo de sus antecesores en el cargo, los exalcaldes Blanca Rosa Gómez Morante, Francisco Javier López Marcano, Ildefonso Calderón, Lidia Ruiz Salmón y José Manuel Cruz Viadero.

Según Blanca Rosa Gómez Morante, «el 125 aniversario de la concesión del título de ciudad, debe ser el argumento para mantener vivo nuestro compromiso individual y colectivo con Torrelavega. El título concedido aúna el valor del reconocimiento a quienes apostaron por hacerla crecer y grande, a la capacidad social y económica suficiente para continuar siendo referentes y ser un lugar elegido para vivir, desarrollar proyectos personales y profesionales». En opinión de Francisco Javier López Marcano, el primer alcalde que tuvo el PRC en la ciudad, «Torrelavega es la capital de mi mundo. La ciudad que somos la hemos construido entre todos y la que seremos, con dificultades pero con mucho entusiasmo, la construiremos también entre todos».

Y del primer regidor regionalista al primero y único del PP, Ildefonso Calderón, que asegura que «siglo y cuarto después de convertirnos en ciudad, corremos el gran riesgo de volver a ser solo un pueblo grande. Es urgente acometer ya los grandes proyectos eternamente demorados. Hay que recuperar la ambición de aquellos emprendedores que hicieron de Torrelavega una gran ciudad». Por último, los dos últimos alcaldes socialistas: Lidia Ruiz Salmón y José Manuel Cruz Viadero. La primera considera que «la historia de Torrelavega desde que es ciudad es una crónica de la audacia para encarar y diseñar futuros que no estaban escritos. Torrelavega se ha ido haciendo grande a medida que se ha replanteado saltos en su modelo. Si algo nos ha enseñado la historia de nuestra ciudad es que los pasados están para superarlos con ideas nuevas». Para Cruz Viadero, «Torrelavega en las últimas décadas ha tenido una tendencia positiva, con importantes altibajos como consecuencia de la crisis industrial y de no tener el suficiente apoyo de otras administraciones. La ciudad tiene mucho trabajo por delante, pero un futuro prometedor, porque esta preparada para superar los grandes retos del futuro como frenar la pérdida de población, la lucha contra el cambio climático, crear suelo industrial o apoyar el emprendimiento».

Durante el acto también se recordó que el aumento de población y el progreso de su industria le merecieron el 29 de enero de 1895 el título de ciudad a Torrelavega, concedido por la entonces María Cristina de Habsburgo-Lorena, que ejerció la regencia de España durante la minoría de edad de su hijo, el rey Alfonso XIII, desde 1885 hasta 1902. Un siglo y cuarto después la capital del Besaya se ha propuesto celebrar por todo lo alto el 125 aniversario de la ciudad.

El historiador local José Ortiz opina que la concesión del título de ciudad «por el progreso de la población y de la industria» era en realidad una «fórmula genérica» que no se ajustó a la realidad. Según él, hubiese sido más justo amparar también el título en el progreso de «sus mercados y su comercio», que «participaron decisivamente en la transformación de la antigua villa durante la segunda mitad del siglo XIX». La industria fue pujante después.

En cuanto a los actos conmemorativos, el objetivo del equipo de gobierno es hacer «todo lo necesario» para dotar a la ciudad de un ambiente «festivo y cultural», capaz de «atraer a muchos visitantes», y en el programa se barajan grandes conciertos y un ciclo de conferencias.