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Después de muchos años de espera, varios sustos y algún disgusto en la carretera, el Ayuntamiento de Torrelavega ha culminado la esperadísima reforma de la Avenida Fernández Vallejo, una arteria distinguida no sólo por ser una de las más largas de toda la ciudad, sino ... también por la inseguridad. Esa reputación, producida por la ausencia de aceras en un costado de la vía, a lo largo de los 400 metros que separan el puente Espina y la rotonda de acceso a la autovía (A-67), pasará de ser un motivo de preocupación vecinal a formar parte del pasado de esta arteria. Atrás queda la anómala convivencia entre los muchísimos camiones que vienen y van del polígono industrial de Tanos-Viérnoles, los vecinos caminando a duras penas por el arcén o los ciclistas, privados, como los peatones, de un carril propio. Varios años de espera y casi medio millón (469.768) –cofinanciado al 70% por la Consejería de Fomento y ejecutado por Senor– después, la Avenida Fernández Vallejo inicia una nueva vida. Ese capítulo se escribirá también gracias a otra actuación capital, la urbanización de la vía 476.027 euros. Es prácticamente un millón de euros en dos años.
Por eso, y más allá de que este jueves el Ayuntamiento celebrara una convocatoria de prensa tras la culminación de las aceras junto a la rotonda, vale la pena hablar de ambas aportaciones y contemplar la nueva etapa de Fernández Vallejo con algo más de perspectiva. Los límites entre Tanos y Viérnoles eran otra cosa hace apenas dos años. Desde entonces se viene poniendo soluciones a un problema de movilidad que, sobre todo antes, era evidente en la zona sensible, marcada no sólo por el trajín de vehículos pesados que entran y salen del polígono y la autovía sino por la presencia del Instituto de Educación Secundaria (IES) Manuel Gutiérrez Aragón y el colegio Dobra.
Por lo pronto ahora esos vecinos tienen por dónde caminar cuando van hasta Tanos o viceversa. Esa acera de 1,8 metros, el carril bici de 3, el propio asfaltado de la vía, el nuevo paso de peatones, la instalación de tres semáforos –dos de ellos de control de velocidad–, una marquesina, alumbrado... Asimismo, en el Puente Espina se han sustituido las barreras de seguridad y la valla antivandálica sobre las vías del tren y se ha reparado la barandilla metálica.
La actuación culminada ayer viene a dar continuidad a las terminadas a principios del año pasado. En ellas, la construcción de aceras a ambos lados de la calzada, los apartaderos para autobuses, el soterramiento de las redes eléctricas, la renovación del servicio de abastecimiento de agua y saneamiento o la creación de nuevos pasos de cebra también integraron las claves del proyecto, impulsado en aras de la seguridad de los vecinos.
A eso precisamente se han referido tanto el alcalde, Javier López Estrada, como el primer teniente y concejal de Obras, José Luis Urraca, este jueves, durante una visita a la zona acompañados por el alcalde pedáneo de Viérnoles, Eduardo Trueba, y el presidente de la Asociación de Vecinos de Tanos, Fernando Gómez. Agradecidos los dos a la Consejería de Fomento, los dos responsables de la coalición de gobierno (PRC-PSOE) han celebrado la culminación de este «compromiso» que se vienen desarrollando en la vía en los últimos años y la mejora de seguridad que estos suponen.
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