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Una casa moderna, para todos. Es el espíritu que se respira en el Centro Cívico Pedro Lázaro Baruque, en el Barrio La Inmobiliaria, un edificio que ha pasado por muy diversas etapas y por distintos aprovechamientos (entre ellos, sede provisional de un juzgado) pero ... que desde hace unos meses está 'viviendo' una nueva etapa. La importante remodelación que se ha llevado a cabo en este edificio de tres plantas, emblemático para el Barrio y para el conjunto de la ciudad, ya está dando sus frutos, aunque todavía no está a pleno rendimiento.
En la actualidad, el centro es sede del Servicio de Orientación y Ayuda al Menor (SOAM); del Coro Raíces Cántabras, de la Asociación Cántabra de enfermos y familiares de ELA (CanELA), de la Asociación Pontesano (contra la obesidad infantil y juvenil) y de la Asociación Amigos del Teatro Concha Espina.
Estos colectivos, están aquí hermanados de alguna manera. Comparten espacios en distintos horarios, salvo el SOAM que tiene un uso continuado de la planta baja, disponiendo también de una sala en la primera planta que pueden utilizar los otros grupos, previa reserva de ocupación que se puede realizar vía internet.
Porque el Lázaro Baruque es un edificio inteligente, dotado de una tecnología que facilita el uso de los distintos espacios a todos los ciudadanos que lo demanden, siempre y cuando no sea para servicios de ánimo de lucro, «esto no es un centro de emprendedores», ha explicado el concejal de Obras y Participación Ciudadana, Javier López Estrada. Por supuesto que tampoco se puede convertir en un espacio para actividades recreativas, como fiestas, cumpleaños, etc.
La modernidad de esta casa se ve nada más poner el pie en su puerta de entrada, con un panel a la derecha explicativo de cómo es por dentro, su distribución, y las salas que ya están ocupadas. Franqueada la puerta (cada colectivo tiene su portero electrónico, con una misma clave de acceso) está el SOAM, con el trabajo que realiza con su grupo de niños y jóvenes de edades comprendidas entre los siete y los 18 años. Una media de 20 chavales están coordinados y tutelados por los monitores de este servicio que depende de la Fundación Amigó.
Por las tardes, de 17.45 a 20.30, realizan muy diversas actividades, que tienen como principal objetivo mantenerles ocupados fuera del horario lectivo, bien realizando la tarea diaria, bien jugando, leyendo... «Aquí estamos fenomenal, porque el centro reúne muy buenas condiciones», dice María, una de las monitoras. Añade que los niños, que también aprovechan el exterior del edificio para jugar -junto al claustro de la iglesia de La Asunción- «respetan las instalaciones y las normas que ellos mismos han ideado». No pelear, no insultar, no usar el móvil, respetar el material, no comer -excepto si se hacen talleres expresamente para ello-, no fumar, no beber, hablar en castellano, respetar los turnos, no utilizar patines ni patinetes, no hacer trampas y si te apuntas a un taller, acudir al mismo. Es el 'cuadro de Honor' del SOAM. «Procuramos mantener un orden y una limpieza, aunque a veces cueste», nos despide María.
Subimos a la primera planta. Andando, aunque el centro dispone de un moderno ascensor, para facilitar la accesibilidad. Aquí están las sedes del Coro Raíces Cántabras, que ocupa una sala multiusos insonorizada. También está la oficina de CanELA, que se abre los sábados, de 12.00 a 14.00 horas y la sede de la Asociación Amigos del Teatro Concha Espina, que comparte espacio con la Asociación Pontesano (esta atiende a las familias los jueves, de 18.15 a 20.30 horas).
Nuestra visita ha coincidido con la presentación de la sede de los Amigos del Teatro, cuyo presidente, Miguel Ángel Romero Terán muestra la satisfacción de este colectivo, que aglutina a 70 personas, «por contar, por fin, con un espacio en el que poder reunirnos», agradeciendo al Ayuntamiento la disponibilidad. En el acto, sencillo pero al que asistieron representantes de otros colectivos culturales de la ciudad, como los pintores de Sago, con su presidente al frente, estuvieron los concejales Javier Estrada y Pedro Pérez Noriega, así como Pedro García Carmona, director general de Administración Local. El concejal de Obras deseó al grupo «una buena andadura en este edificio moderno que ha partido de uno que estaba infra utilizado». Este colectivo dispondrá de su despacho los martes y miércoles, de 18.00 a 21.00 horas.
La larga trayectoria que ha tenido el Lázaro Baruque parece que ha llegado a buen puerto. Al final, y tras sucesivas remodelaciones y aún más los distintos contenidos para los que ha servido, su historia podría finalizar con el actual fin y uso. Para los vecinos de La Inmobiliaria, es desde luego que un edificio con muchas vinculaciones, de manera que su integración en el día a día del Barrio es total. Solo queda garantizar su conservación, de lo que tendrán que ocuparse los colectivos que lo albergan, los actuales y los futuros.
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