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Ya está todo adjudicado. La Consejería de Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria ha encargado todo el equipamiento pendiente para el nuevo módulo del Centro de Atención a la Dependencia (CAD) de Sierrallana, el flamante inmueble de dos plantas, veinte habitaciones y piscina terapéutica ... llamado a ser una referencia en la atención a las personas con una discapacidad profunda, pero que, desde que fue inaugurado a inicios de 2020, ha permanecido vacío o centrado en la urgencia de la pandemia. Cuatro años después, de aquí al verano, la instalación sumará los suministros de mobiliario, productos de apoyo, hostelería y hasta de su piscina terapéutica que viene esperando desde entonces, una dotación de provisiones dividida en tres lotes y que, en suma, están valoradas en 266.973 euros.
La Consejería ha adjudicado esta semana tanto el equipamiento de hostelería como el de la piscina terapeútica -por 50.934 y 12.863 euros-, los dos lotes que quedaban pendientes tras el encargo del primero, el de mobiliario y productos de apoyo, a la empresa Cafesa Distribución Comercial, en octubre del año pasado y por otros 133.573 euros. Medio año después, el Gobierno ha encomendado la dotación del equipamiento hostelero y de la piscina a Talleres Victoriano García y Agudel, respectivamente. La idea es que las instalaciones estén listas para su uso este verano.
La puesta a punto del módulo es una de las noticias más esperadas en el ámbito sociosanitario y también de la Consejería, obligada a sacrificar uno de sus proyectos de cabecera por culpa de la expansión del covid. La reorganización de prioridades a la que se vio abocado el departamento de Eugenia Gómez de Diego desplazó las el uso del módulo a la atención de pacientes inmunodeprimidos del Hospital de Sierrallana, una medida que por otro lado ayudo a mitigar el riesgo de contagio. «Aunque el desarrollo de este módulo del CAD ha sido más largo de lo esperado, creo que se entiende como consecuencia de una legislatura marcada por una pandemia, durante la cual el módulo ha estado al servicio de la urgencia sanitaria», declaraba la titular de Políticas Sociales a inicios de año, agradecida a la «profesionalidad y la calidad humana del equipo de personas trabajadoras» y a una Fundación Asilo que, durante la crisis sanitaria, prestó su colaboración para acoger a una veintena de usuarios –plazas que se pactaron a precio de concertación–.
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