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Se cumple otro día calificado como histórico por parte de las instituciones y, sobre todo, el Ayuntamiento de Torrelavega, en su camino hacia el sueño del soterramiento. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) cuenta las horas para emprender una obra indispensable para que eso sea ... realidad: la construcción del desvío del tren, una ruta provisional levantada a lo largo del arco norte de la ciudad, entre el entorno de La Lechera y la rotonda de La Inmobiliaria, con la idea de redirigir el tráfico de convoyes, dejar sin actividad la ruta original del centro y, entre tanto, propiciar así la ejecución de la integración ferroviaria después de siete décadas de espera. Quedan meses para eso todavía. De momento, este viernes, responsables del Gobierno de España y de Cantabria y del Ayuntamiento se han citado para dar por iniciada -de forma precoz- la construcción de una ruta provisional por la que las administraciones pagaran 4,7 millones de euros al 50, 30 y 20%, respectivamente.
Ha sido una reunión sobre el terreno, en el entorno de La Lechera y del pabellón multiusos Sergio García, más que una inauguración de la obra propiamente dicha. Las máquinas de la Unión Temporal de Empresas (UTE) –que integran la empresa local SIEC y la valenciana Vialobra– llegarán a la zona en las próximas horas para, de aquí a los próximos doce meses –todo el año 2024– , levantar una estructura de 1,5 kilómetros inédita para los torrelaveguenses.
Una vez terminada, esta nueva vía entrará a formar parte del trayecto natural de los convoyes de Cercanías y Mercancías durante al menos cuatro años. O mejor dicho –porque esa es solo una previsión sobre el papel–: tanto tiempo como duren las obras del soterramiento. Si las obras para enterrar las vías a su paso por el centro se complican y duran ocho años, por ejemplo, el desvío cuyas obras han sido inauguradas este viernes estará en activo también durante ese mismo lapso de tiempo. Es pronto para hablar de eso, dicho sea de paso. Los detalles del soterramiento, que es la parte más importante y cara –100 millones– del anhelo ferroviario de los torrelaveguenses, carece todavía de un proyecto de ejecución propiamente dicho.
Todo lo contrario a la vía auxiliar, de la que ya se conocen inconvenientes fundamentales y sobre los que el Consistorio –junto al Gobierno regional– quiere negociar frente el Ministerio de Transportes. El más importante tiene que ver con la construcción de un pequeño apeadero en el entorno de La Lechera, una parada que permita a los usuarios de Cercanías bajarse del vagón más o menos cerca del centro urbano. Al menos más cerca que en Barreda, que es la única parada contemplada en estos momentos en los papeles de Adif. En ellos queda claro algo elemental: cuando los trenes dejen de pasar por el centro, la estación Torrelavega-Centro dejará de estar en servicio –igual que el apeadero Torres-Ganzo y el Bulevar Altamira, que desaparecerá para siempre–. Hace meses que se licitó el proyecto y esa condición quedó fijada: la única terminal disponible en la capital del Besaya durante esos años será la de Barreda.
También hace meses que el Ayuntamiento daba ese peaje por amortizado y explicaba a los ciudadanos que, pese sus reivindicaciones en Madrid, resultaba técnicamente imposible construir una parada en algún punto de la vía auxiliar. Ese mazazo era una cuestión asumida. O eso parecía. El Consistorio ha vuelto a subirse a ese tren y no cierra la puerta a poder convencer a los expertos del Ministerio. «Soy optimista en que llegaremos a una solución que cumpla las expectativas», ha declarado el alcalde, Javier López Estrada, satisfecho con la llega de un «día importantísimo para Torrelavega»,que precede al inicio del soterramiento «a mediados de 2025» y consciente de la normativa «francamente restrictiva», la ferroviaria. en la que se acotan las labores.
Él ha sido una de las muchas de personas que, entre técnicos, representantes, periodistas y algún paseante asombrado con la escena, se han acercado por la mañana al Bulevar Ronda para este acto más declarativo que de hechos. Y sólo uno también de los responsables que comparte ese objetivo de reducir las «incomodidades» de la obra, como ha coincidido el consejero de Fomento, Roberto Media. «Estamos trabajando con Adif para intentar que esas incomodidades sean las menos posibles», se ha pronunciado, antes de coincidir en la importancia de la jornada. A su lado, la nueva delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, manifestó que la puesta en marcha de este proyecto «es un ejemplo de que el Gobierno cumple con Torrelavega y Cantabria».
Torrelavega se asoma a la obra del desvío del tren, la más importante en décadas, sin despejar una incógnita fundamental para los usuarios de Cercanías. Sin saber si contarán o no con una parada cerca del centro e ignorando el tamaño del mazazo que le espera a cerca de 1.600 pasajeros diarios –los que se apean de media en la parada de Torrelavega-Centro según el histórico de datos de Renfe–.
De momento, al margen del optimismo que puedan derrochar los políticos en sus declaraciones, Adif ya tiene prevista una solución para mitigar el impacto de la ausencia de una terminal tan importante. El Ministerio receta un sistema de autobuses tanto en la estación de Barreda como en la de Puente San Miguel, unidas al centro con viajes cada 15 minutos. Circularán por la Avenida de Solvay, una de las vías con más tráfico de todo el municipio.
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