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La obra para instalar una escala para que los salmones puedan remontar mejor el río Saja-Besaya a la altura de la presa de captación de agua de Sniace sigue parada desde hace cuatro años. La Consejería de Medio Ambiente continúa a la espera ... de que los administradores concursales de la empresa, que está en proceso de liquidación desde 2020, den su visto bueno a la reanudación de los trabajos, que afectan al abastecimiento de agua de la fábrica. La obra también quedó paralizada por el desvío de fondos que provocó la pandemia hace tres años.
Fuentes de la Consejería han reiterado a El Diario Montañés que están deseando solucionar el problema, pero la obra sigue «bloqueada» por la falta de respuesta por parte de los administradores concursales de la compañía química y la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. La inversión es de 307.221 euros y su plazo de ejecución era de quince meses. La obra, iniciada en junio de 2019, incluye la puesta en marcha del primer sistema de conteo de peces en Cantabria. El salto en el cauce del Saja-Besaya está situado a la altura de La Lechera y dificulta el acceso de truchas, reos y, especialmente, salmones a la zona de freza situada aguas arriba del azud, dado que ahora solo es franqueable con caudales altos.
La escala salmonera tendrá artesas provistas de escotaduras verticales que, según los técnicos, responden muy bien a las oscilaciones del nivel y funcionan correctamente para caudales medios y altos. Se ubicará junto a la vena de flujo más próxima a la orilla izquierda. Para salvar los más de dos metros de desnivel, dispondrá de ocho artesas o vasos con siete saltos y otra artesa final en la parte superior que funcionará como capturadero y contador de peces.
Antonio Lucio, director general de Biodiversidad en funciones, explicó a El Diario Montañés hace tres años que los trabajos para instalar la escala salmonera se dividen en dos partes, los que se hacen «en seco» (desbrozar, preparar los apoyos de la escala en la orilla...) y los que se tienen que ejecutar en época de estiaje porque se realizan en el agua. Los primeros se llevaron a cabo «sin ningún problema», pero al final de la primavera de 2019 «no se pudo acometer la actuación en el río porque Sniace advirtió de que se veían afectadas tuberías que sirven de abastecimiento de agua a la fábrica».
La dirección de la empresa y Lucio pactaron a finales de ese año que la segunda y última fase de la obra se ejecutaría el verano siguiente, aprovechando una «parada técnica» de Sniace, pero las cosas se volvieron a torcer. El director general de Biodiversidad señaló que la empresa entró en proceso de liquidación en febrero, por lo que «nos quedamos sin interlocutor». Además, pocas semanas después se inició la pandemia, lo que obligó al Gobierno de Cantabria a «reajustar el Presupuesto para destinar fondos al gasto sanitario».
El planteamiento que tenía el departamento que dirige Lucio era recuperar esos «recursos económicos» para la obra y finalizarla en el verano de 2021, pero nada se ha vuelto a saber. Quedan tres meses de trabajo que coinciden con el periodo aproximado de estiaje. Además, la Consejería cuenta con todos los permisos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico.
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