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El Palacio municipal de Torrelavega, el histórico Ayuntamiento de la ciudad, avanza en el proceso para conocer la firma de su esperadísima rehabilitación con ofertas de dos estudios de arquitectura. Una corresponde a una Unión Temporal de Empresas (UTE) capitaneada por la firma ... torrelaveguense Cero, coaligada con la madrileña Voluar; la otra, por su parte, corre a cargo de CSD3, también con sede en Madrid. Su sello ya está presente en las calles de la ciudad, en diferentes edificios y proyectos terminados o en ejecución: destacan algunos tan importantes como el de la Plaza de Abastos, la Tecnoteca o el centro cívico de Sierrapando, en el caso de Cero; y otros como el Hogar del Transeúnte, en el de CSD3. Ambas pujan ahora por tomar las riendas de un plan de trabajo aún más importante, el que permitirá sacar de su letargo al edificio más importante del patrimonio civil de la ciudad.
Otros ya lo intentaron. O al menos pusieron su firma en un proyecto de remodelación que terminó en papel mojado. Se llamaba 'Un prado en el Palacio' y lo elaboró el estudio madrileño Aybar-Mateos. Aquello fue hace dieciséis años, en 2009, y quedó en nada, descartado, por la crisis económica primero y por orden de los técnicos municipales después -había problemas relacionados con el aumento de volumetría en el antiguo cine Pereda y también falta de unanimidad entre los vecinos afectados-.
Eso ya no importa mucho. El caso es que hoy, después de una consolidación estructural 'in extremis' para evitar el derrumbe del edificio, la Administración local se encuentra en la antesala de aquella casilla, a punto de elegir otra vez un estudio de arquitectura para dar una razón de ser al Palacio, levantado bajo la mirada del arquitecto Joaquín Rucoba (1890-1906) y comprado por los torrelaveguenses precisamente hace cien años, el 12 de junio de 1925, a Luciano Demetrio Herrero por la cantidad exacta de 275.000 pesetas. La historia es caprichosa. Ese precio, en euros, es al que ha salido a concurso la redacción de este nuevo lavado de cara.
Mientras la Mesa de Contratación del Ayuntamiento valora las propuestas concretas y la memoria presentada por ambas candidatas a la licitación, el equipo de gobierno (PRC-PSOE) parece tener cada vez más claro que el Ayuntamiento que salga de esta renovación no debe ser exactamente como en los cien años anteriores. En el PRC y PSOE son partidarios de que conserve su papel como Ayuntamiento, aunque en el sentido más institucional de esa palabra. Hablan de un espacio «abierto» a los vecinos, a ceremonias, actos civiles y hasta de «centro cultural»; rechazan de plano, por contra, la idea de un edificio de «despachos», «oficinas» y centrado en la actividad administrativa, al contrario de lo que plantea la mayoría de la oposición -el grupo municipal del PP ha sido quizá el más vehemente en este asunto concreto-.
Este es uno de esos temas de ciudad y que traspasan la barrera del debate político; los ciudadanos opinan sobre ello en la calle y lo han vuelto a demostrar en las últimas horas, respondiendo a la publicación del alcalde, Javier López Estrada, en Facebook, sobre la nueva encuesta lanzada para que los vecinos opinen sobre el tema -shorturl.at/Uc0tu-.
A muchos, para opinar, no les ha hecho falta entrar en ese cuestionario, donde se plantean cuestiones concretas -la creación de «salas de proyecciones», «bibliotecas», «zonas de encuentro y descanso», etc.-, pero no la de fondo. «Tiene que seguir siendo el Ayuntamiento de los torrelaveguenses», «que siga centralizando la actividad política y administrativa», «¡que sea Ayuntamiento!»... Hay decenas de respuestas en esa línea. Entre ellas, destacan las del exconcejal de Urbanismo, José Otto Oyarbide, y la del portavoz de la Mesa de Movilidad, Javier Polanco.
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