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Torrelavega es desde hoy la primera de las dos ciudades cántabras –Santander sigue un paso por detrás– en aprobar inicialmente la ordenanza de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). No sin debate. El debate que protagonizaron los grupos en el Pleno dejó meridianamente clara la ... división que existe al respecto entre los representantes. A un lado, el equipo de gobierno (PRC-PSOE), que no desaprovechó la sesión y defendió a capa y espada la iniciativa, como una imposición de Europa y como una medida beneficiosa para los vecinos y el planeta; al otro, una oposición que reprocha la «falta de participación» de la coalición a la hora de diseñar la ordenanza (PP), le da un voto de confianza para que siga mejorando (Torrelavega Sí), choca frontalmente (Vox) o directamente la considera demasiado laxa (IU-Podemos).
El intercambio fue intenso, pero los siete regionalistas y seis socialistas que conforman el ejecutivo ya habían ganado el 'gran premio' antes de la salida. Su mayoría se impuso una vez más en la votación, logrando dar luz verde a dos puntos esenciales sobre la ZBE: la delimitación de la misma, acotada entre las calles José María de Pereda, Julián Ceballos, La Llama y Julián Urbina; y la aprobación inicial de la ordenanza, las reglas de una superficie que, objetivamente, promete ser más laxa de lo que parecía. Cabe recordar que el reglamento exime a residentes, dueños de garajes y transportistas;además, permitirá la entrada de cualquier vehículo al menos veinte veces al año, entre otras excepciones.
El diseño salió adelante con el voto afirmativo de PRC, PSOE y Torrelavega Sí, así como con los votos en contra de PP, Vox e IU-Podemos; la ordenanza, por su parte, obtuvo el apoyo sólo de los socios regionalistas y socialistas, la abstención de Torrelavega Sí e IU-Podemos así como el 'no' de PP y Vox. Durante el transcurso de ambos puntos del orden del día tanto ese calificativo, «laxa», como el carácter de «consenso» del reglamento dominó el argumentario de las dos responsables de gobierno más involucradas en este nuevo orden, Jezabel Tazón (Movilidad) y Patricia Portilla (Medio Ambiente). Empezó Tazón: «Estamos obligados a cumplirla. Hemos buscado una zona de consenso. Nos hemos reunido con asociaciones, vecinos y hemos intentado ser transparentes. La ordenanza busca el mayor consenso, quitar el miedo a los ciudadanos y a aquellos que vienen a nuestra ciudad».
Luego intervino Portilla, también convencida: «Beneficia a la ciudad y su conjunto. Sobre la delimitación, todos sabemos que es conservadora. De las 60 hectáreas, nos quedamos con una de unas 20». En su intercambio con Vox –el partido más combativo contra la ZBE– lamentó que se esté «jugando con la incertidumbre de muchas personas».
La oposición también hizo reproches. El más importante y que de hecho puso de acuerdo a PP y Vox fue el de las formas del ejecutivo local a la hora tramitar la ZBE. El popular Miguel Remón: «Tenemos la delimitación que tenemos, pero no ha sido un proceso participativo». Tazón y Portilla le recordarían el periodo de aportaciones por el que ha pasado la ordenanza y el edil rebatió asegurando que ese es «un proceso legal y no participativo». Zanjó así: «De consenso, no; impuesta sí».
Arturo Roiz (Torrelavega Sí) no polemizó. Apeló al «equilibrio» y a la mitigación del tráfico y del perjuicio económico que pudiera causar. «Es laxa, pero hay margen de mejora». Nada que ver con Roberto García Corona (Vox). «Es excesivamente grande y se ha hecho con falta de transparencia», enfatizó, antes de arremeter contra una ordenanza que, según él, no debería aplicarse mientras Torrelavega sigue careciendo de plazas de aparcamiento suficientes. Su postura sobre la ZBE es directamente opuesta a la de Borja Peláez (IU-Podemos), decepcionado con una delimitación «insuficiente» y que afecta a «una zona de poca circulación».
La creación del salón del reino de los testigos de Jehová en Santa Ana (Tanos) dio un paso clave. El equipo de gobierno (PRC-PSOE) aprobó el convenio urbanístico sellado entre el Ayuntamiento y esta entidad según el cual se permutarán dos terrenos en favor de la construcción de este local y también de la adquisición de una zona verde para el Consistorio. El trámite salió adelante con el apoyo de los socios de gobierno (PRC-PSOE), de Torrelavega Sí, Vox, la abstención del PP, así como el voto en contra de IU-Podemos.
La modificación del reglamento interno llegó al Pleno con tantas polémicas como cabría esperar. No sólo por la «subida de sueldos encubierta» que esta facilitará, según Miguel Ángel Vargas(PP) –el más vehemente junto a García Corona (Vox)–, sino por los cambios que propone y que, como reprochó, no han sido consultados. La oposición habló de «actitudes caciquiles» y de falta de transparencia; la edil de Recursos Humanos, Laura Romano, aseguró que el expediente ha estado a disposición de todos los representantes, pero no convenció a nadie más que a la parroquia de la coalición. El resto votó en contra.
Una de las cuatro mociones que IU-Podemos trajo a la sesión tuvo a la plaza de La Cepa como protagonista. Después de que Borja Peláez lamentará su abandono y el poco uso que hacen los vecinos de este «lugar emblemático», todos los partidos de la Corporación llegaron a la misma conclusión. Dos de las consideraciones más destacadas fueron las de los socios (PRC-PSOE). El edil de Obras, José Luis Urraca, de hecho, avanzó el compromiso del gobierno a «mejorar el espacio», llegando a asegurar que han estudiado la compra del local –hoy vacío– que hay bajo la plaza.
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