

Secciones
Servicios
Destacamos
En octubre, o sea, desde mañana mismo, hará un año de su llegada a Torrelavega desde Madrid. El religioso amigoniano Jürgen Hoffend, actual responsable de la Fundación Amigó en la ciudad, dice sentirse perfectamente integrado en la estructura de esta organización que lleva presente en Torrelavega nada menos que 35 años. Los amigonianos no solo son queridos y apreciados por el tejido social de 'su' barrio, La Inmobiliaria, sino que su labor de integración enfocada a los menores, es valorada institucionalmente, habiendo adquirido un peso del que sería muy difícil prescindir. Jürgen hace balance de estos doce meses de intenso trabajo, de cambios, pues también los ha habido, en un buen castellano con acento alemán.
–¿De qué experiencia llegó desde Madrid en octubre de 2017?
–Siempre he trabajado con menores en conflicto, soy psicólogo clínico, pero en Madrid estaba en un proyecto un tanto atípico. Durante cuatro años fui responsable del área pedagógica en los siete colegios que tenemos los amigonianos en la capital de España. Era más una labor de supervisión que me ha resultado muy interesante. Cuando me llamaron para este nuevo destino, mi primera impresión fue de felicidad porque era volver al mundo de los chavales.
–¿Cómo ve la realidad social de los menores con los que trabaja la Fundación en Torrelavega?
–Es interesante porque pese a ser una ciudad de 52.000 habitantes el tejido es como el de un pueblo, en cuanto a que todos conocen a todos, enseguida se corre la voz y la intimidad es muy pequeña. Cuando yo llegué lo primero que oí fue lo típico de: 'Así que tú eres el alemán, ya me han dicho, ya... tal'. Se preguntaban 'qué hace un alemán aquí...'– sonríe–. Estaban un poco confundidos. Luego se fueron enterando de que antes de venir a España estuve 15 años en Polonia. Pero ahora me siento muy bien, muy identificado con las Obras, muchas, de la Fundación.
–¿En qué ha cambiado el SOAM, la Casa de los Muchachos y el resto de servicios con su llegada?
–Nosotros tenemos una historia de 35 años en Torrelavega y es una historia de muchos éxitos. Pero había que dar paso hacia la profesionalización, a realizar mejoras donde más hace falta: en la forma de gestionar, en la organización, en la creación de estructuras fijas, quizás más transparentes. Pero ante todo los amigonianos lo que queremos es que esas estructuras sean muy seguras, a todos los niveles. Aparte, en calidad de psicólogo clínico he traído ideas nuevas, desde mis conocimientos y experiencias para enriquecer. Claro que aún estamos en un proceso de cambio y de mejora. No se trata de despreciar lo que había antes, en absoluto, porque cuando la orden llegó a Torrelavega los problemas eran muy distintos y se trabajó en función de ellos. Ahora las cosas han cambiado y hay que adaptarse.
–Y dejar una huella segura ¿no?
–Hay que dejar muchas cosas muy claras para que los que vengan en un futuro no tengan que reinventarse cosas. Cuando yo me vaya, vendrá otro nuevo director que verá otras cosas que habrá que mejorar.
–¿Cuáles son a fecha de hoy los problemas que aborda el SOAM con los menores?
–Las adicciones siguen siendo preocupantes, las nuevas drogas, las dependencias del juego... las apuestas. Es algo que preocupa mucho. Complementariamente, este año estamos desarrollando el proyecto 'Conviviendo', un servicio para familias con problemas de violencia filioparental, algo que hace diez años era absolutamente desconocido. Pero es una realidad muy vergonzosa que tiene unas cifras preocupantes. Es fruto de un cambio social. La sociedad española ha cambiado tanto en tan poco tiempo que los patrones que hace 30 años nos parecían tan normales, están prácticamente descartados por completo. Y no hay patrones nuevos, no hay modelos totalmente adaptados por mayoría. Cada familia es diferente.
–¿Con qué tipo de situaciones se está encontrando en Torrelavega?
–Con muchos padres que hacen lo mejor que pueden y muchas veces están como muy desorientados de cara a su propio rol como padres. No saben como equilibrar sus funciones. Ahora mismo atendemos entre 'Casa de los Muchachos' y el Centro de Día a 17 menores, con distintos problemas. Intentamos crear un vínculo para que desaparezca la dificultad y puedan volver a ser niños.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.