La primera residencia de la UC estará en Torrelavega, tendrá tres plantas, 180 camas y costará 10 millones

Por lo pronto el proyecto ya cuenta con un documento básico para sentar las bases, una hoja de ruta –previa a un proyecto de ejecución– elaborada por el Ayuntamiento y que, con números, planos y una descripción prolija del edificio, da sentido a la adquisición de los terrenos que, convenio con el rectorado mediante, se cerró en julio del año pasado. Un año después, esos terrenos proyectan una residencia de tres plantas sobre rasante –posibilidad a una cuarta–, al menos 180 camas, capacidad para 250 alumnos, salas de estar, de estudio, gimnasio, un aparcamiento subterráneo con 100 plazas, un plazo de obras de 20 meses y un presupuesto de diez millones de euros (10.000.794).

La residencia estará ubicada en 3.362 metros cuadrados no urbanizados del entorno del campus, junto a la Escuela Universitaria de Fisioterapia y Logopedia Gimbernat, en la calle Aurelio García Cantalapiedra. Esta parcela está clasificada como suelo urbano en el Plan Especial de Ordenación del Campus de la UC, el marco legal que rige los criterios urbanísticos del pliego de prescripciones técnicas que acaba de elaborar el Ayuntamiento. Aquí se definen las condiciones, directrices y criterios técnicos base para la ejecución de los trabajos. Es como un manual de instrucciones elemental para la empresa que, llegado el momento, se hará cargo de las tareas.

Esa es otra. Este pliego es el primero de la lista de documentos técnicos que preceden a la licitación, ni decir tiene la llegada de las máquinas. Faltan estudios de gestión, un anteproyecto, el proyecto básico y el de ejecución, la clásica odisea administrativa y que, en este caso, alarga la duración del contrato hasta los 35 meses. Una veintena de estos atañe a puras obras, sí, pero antes queda mucho papeleo.

A pesar de todo, la futura residencia universitaria está lo bastante bien definida en este pliego como para que los lectores se hagan una idea aproximada.

El Consistorio plantea dos plantas subterráneas, para el aparcamiento y servicios anexos; y otras tres, mínimo, para un uso residencial. Aquí se integra lo importante, las zonas donde los inquilinos, cuando no estén en clase, podrán pasar la mayor parte de sus rutinas en el campus: bien todos juntos, desde la cafetería, el gimnasio, el comedor, los espacios de descanso, las salas de trabajo hasta las zonas exteriores para actividades de ocio; o a sus propios asuntos, gracias a unas habitaciones individuales y grupales de dos a tres inquilinos. Todas tendrán cama, baño, armarios con taquilla, mesa y silla de estudio; sólo las últimas, comedor, salón con sofá, mesa de centro y mueble de televisión.

Todo lo relacionado con la explotación de estas estancias, empezando por el alquiler que pagarán por vivir en ellas los inquilinos, sigue en el aire y a la espera de que los avances en la tramitación arrojen el nombre de una empresa interesada en el proyecto. Entre tanto, todo lo que se sabe de forma pública alrededor de este proyecto se ciñe a lo anunciado en la pasada campaña electoral por el alcalde en funciones, Javier López Estrada, que definió la residencia como una solución a la liberación de pisos de alquiler y un revulsivo para la oferta de alojamiento que, para todos aquellos que vienen a estudiar, resulta un factor fundamental. Si no tienes donde quedarte, caso probable dada la escasísima oferta de alquiler en la ciudad, buscarás otro lugar al que ir.

Evitar ese desenlace le interesa no sólo al municipio, que viene anhelando el crecimiento del campus desde hace más de una década, sino también a una UC que tampoco oculta su deseo de desarrollar planes conjuntos:desde esta residencia, adscrita a la institución académica pese a ser de titularidad municipal; hasta su área de influencia en la capital del Besaya en general, a través de diferentes proyectos e incremento de la oferta lectiva.

Ha pasado un año y dos meses desde que su rector, Ángel Pazos, en una reunión con López Estrada y el entonces primer teniente José Manuel Cruz Viadero, expresó la posibilidad de incrementar ese menú. No sólo el docente, a través de la reformulación o redistribución de alguna titulación, sino también el investigador, mediante una propuesta de desarrollo de actividades de innovación y colaboración con el sector empresarial de la comarca.