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Las elecciones municipales terminaron, pero las obras continúan. Es el caso de la polémica reforma integral de la calle Julián Ceballos, una de las ... arterias principales del centro de Torrelavega, que han llegado al tramo más estrecho y con mayor concentración de comercios, mientras parte de los vecinos siguen reclamando menos asfalto y más zonas verdes, con el apoyo de los grupos políticos de la oposición. La posible llegada de alguno de ellos al equipo de gobierno municipal -se necesitan pactos- podría resultar clave en la resolución de este conflicto. Mientras tanto, los afectados realizan todos los viernes una concentración de protesta.
Los trabajos, iniciados en enero y cofinanciados con fondos europeos, fueron adjudicados a la empresa Rucecan con un presupuesto de 1,5 millones y un plazo de ejecución de seis meses. El objetivo de los mismos es dotar de más espacio al peatón, ampliando aceras a nivel de la calzada y dotando a esta de una capa de rodadura similar al adoquinado para reducir la velocidad de los vehículos. Se mantienen los dos sentidos de la circulación.
La obra se dividió en tres tramos para causar menos molestias. El primero, el más ancho y ya ejecutado, comprendido entre las calles Alonso Astúlez y La Llama, quedó abierto este lunes, aunque uno de los carriles (el de subida) seguirá teniendo solo acceso a garajes durante unos días más. El resto de la vía, incluidas las terrazas de hostelería, ha recuperado la normalidad.
Los trabajos han comenzado esta semana en el siguiente tramo, el comprendido entre Alonso Astúlez y Ruiz Tagle, la parte más larga, estrecha y con mayor concentración de negocios, por lo que las molestias se incrementarán. Las máquinas han empezado a trabajar en la zona más próxima a Ruiz Tagle y la previsión es que el tramo vuelva a abrir al tráfico antes de que comiencen las fiestas patronales de la ciudad, en la segunda semana de agosto. Después solo faltará la tercera fase de la obra, entre Ruiz Tagle y Augusto G. Linares.
El concejal del área, José Manuel Cruz Viadero, cree que las movilizaciones, iniciadas hace dos meses con una recogida de firmas, han «perdido fuerza» cuando los vecinos y comerciantes han visto cómo ha quedado el primer tramo. «Al principio -explica-, al ver todo negro por el aglomerado impreso, se asustaron un poco, pero ahora la mayoría están conformes. Además, se amplió una de las aceras para plantar más árboles».
Respecto al segundo tramo, el edil reconoce que es «el más complicado» y que se van a causar una serie de molestias que van a tratar de «minimizar». El edil teme especialmente la presencia de dos supermercados, lo que «nos obligará a desplazar la zona de carga y descarga», y también la de cuatro terrazas de bares, que tendrán que cerrar dentro de «tres o cuatro semanas».
Cruz Viadero admite retraso en las obras y lo previsto es que la empresa adjudicataria pida una prórroga al Ayuntamiento. Achaca parte de la demora a las lluvias caídas en las últimas semanas y cree que lo lógico es que se recupere parte del «tiempo perdido» con la mejora de las condiciones meteorológicas. El edil afirma que en este tramo se habilitarán muy pocas zonas verdes porque «no hay espacio» y rechaza la paralización de los trabajos para modificar el proyecto, como exigen los manifestantes, porque «no está justificada y conllevaría importantes pérdidas económicas».
Eva Stolper, portavoz de los afectados, acusa al equipo de gobierno en funciones (PRC-PSOE) de no dar la cara y seguir sin escucharles. Asegura que nunca se han opuesto a la obra, sino «a los materiales usados y la falta de espacios verdes», y anuncia que seguirán protestando. «Principalmente, no queremos que asfalten las aceras, sino que coloquen adoquines o baldosas al mismo nivel que la calzada, y más árboles, porque la previsión que tienen es ridícula», concluye.
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Ana del Castillo
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