Una resolución de alcaldía pondrá fin a la excepcionalidad de las terrazas covid

El instrumento llamado a poner orden en el sector es una resolución de alcaldía. Diseñado junto a la concejalía de Economía, Hacienda, Industria y Seguridad de Pedro Pérez Noriega, este reglamento expedido por Javier López Estrada se propone reajustar de manera definitiva la utilización de las calles en cerca de 200 terrazas dispersas por la ciudad. ¿Cuáles en concreto? Antes de entrar en detalle, existe un baremo infalible para concentrar a todos los afectados: todos aquellos locales que, durante la pandemia, tuvieron permiso para añadir más filas de mesas o ampliar su espacio de actividad, ahora se verán obligados a devolver esos metros de más.

Esa es la máxima que rige la resolución que adoptará el Ayuntamiento en los próximos días: eliminar la autorización provisional que se había dado a estos negocios, una ayuda que, mal que bien, ayudó a muchos locales a sobreponerse a esa odisea por el desierto que fue la expansión del coronavirus. Basta darse una vuelta por Torrelavega para comprobar cuántos locales se acogieron a este salvavidas, muchas veces a ambos lados de los peatones. En las calles San José, Consolación, la plaza Baldomero Iglesias... Hay muchos ejemplos.

Pero no todos iguales. Por si hubiera alguna duda, ese regreso al escenario de hace dos años está reglado con números y medidas realmente exactas. Para cumplirlas, basta con conocer el 'epígrafe' que ocupa cada hostelero -o mejor dicho, su terraza- en el criterio del equipo de gobierno: a sus ojos, existen dos grandes tipos de usos al aire libre: aquellos que crecieron a lo ancho, siempre con permiso de los edificios colindantes; y los que se dispersaron a lo largo, nunca sobrepasando más del 50% de la calle y dejando 1,80 metros para el tránsito de personas.

Atención a esas medidas. Pongamos por caso una calle de seis metros de ancho y con dos terrazas a cada lado. Juntas, pueden ocupar un máximo de 3 metros -uno y medio para cada una-, pero nunca más que eso. El Ayuntamiento es muy riguroso en este aspecto y quiere garantizar que la iniciativa privada nunca se interponga en la circulación de vecinos o la vida pública de la ciudad. Para muestra, otro criterio que figura en los planes: si la actividad de un negocio choca con la celebración de una festividad o una cita señalada, prevalecerá siempre el interés público por encima del privado.

Una de las pocas excepciones que contempla el regreso a la vieja ordenanza atañe a los propietarios que optaron por el uso de tarimas -zonas de estacionamiento convertidas en terrazas al aire libre-. Salvo en contadísimas ocasiones, los hosteleros podrán seguir contando con estos medios, uno de los recursos más socorridos de los últimos dos años en las calles de Torrelavega.

Está por ver cómo digiere este baño de realidad el tejido hostelero de la capital del Besaya. Cabe destacar que la resolución que prepara el Ayuntamiento llegará no sólo en pleno periodo estival, sino en un contexto de cambio de hábitos muy particular en la manera en que los ciudadanos acuden a la hostelería. «Ahora se consume más fuera que dentro», aprecia Pérez Noriega. El exterior de los establecimientos es más que nunca una opción predilecta para el cliente, al contrario que las grandes superficies. Si corre el aire, mucho mejor.