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Cerca de dos centenares de personas se han calzado este domingo sus albarcas para hacer la subida a La Montaña y honrar a su patrón, ... San Blas, para la primera romería del año. Desde la rotonda de Los Ochos hasta la ermita del pueblo, los vecinos y visitantes de la cita tradicional han ido ascendiendo al ritmo de las gaitas, el trote de una docena de caballos y, sobre todo, las ganas de un pueblo, el de La Montaña, que no celebraba su tradicional tributo desde 2020 -la fiesta fue la única de aquel año que pudo celebrarse, antes del confinamiento de marzo; pero también la única que no pudo recuperarse en 2022, dado el mantenimiento de las restricciones a estas alturas del curso pasado-. De ahí el buen ambiente, las risas y el hambre de todos los presentes, incluidos responsables políticos, a la hora de sacar del armario su par de albarcas, el palo, la camisa tradicional a cuadros y el pañuelo rojo que tan bien le quedan a esta fecha. Porque ya saben: por San Blas, albarcas llevarás.
Lo que no ha sido necesario llevar -al menos abrir- es el paraguas. El tiempo ha acompañado y, salvo un par de gotucas a la mitad del ascenso, los cerca de dos kilómetros de subida han salido a pedir de boca de los asistentes, desde esos fieles que no faltan a San Blas llueve o nieva hasta la comitiva política protagonizada por el presidente Miguel Ángel Revilla, consejeros como Paula Fernández o Javier López Marcano y diferentes responsables del equipo de gobierno o toda la Corporación municipal en general, el alcalde Javier López Estrada a la cabeza.
El sol, que no se escondió e incluso ha pegado fuerte en algunos minutos, dos años de pausa pandémica y la propia pujanza de la cita hicieron el resto para que la subida a La Montaña se llenara de vecinos, música y el ritmo característico de los tacones de madera chocando contra el suelo. Eso y los 150 kilogramos de chorizo, otros tantos de torreznos y el agua que, como siempre, ha esperado a la hambrienta comparsa en el Mirador de la Peñuca. «A ver, bandeja», pedía José Ángel Fontaneda, a cargo de los torreznos, uno de los responsables que, desde las ocho y media de la mañana, poca broma, venían preparando el tradicional aperitivo. «¡Voy!», reaccionaba al segundo Alejandro González, listo para trasladar la comida a la mesa mesa principal, igual que el resto de chavales que ayudaban en la labor. José Luis González, a los chorizos. «Llevamos haciendo esto unos 20 años», celebraba con una sonrisa, apenas unos minutos antes de que la comitiva llegara y se apelotonara frente a la mesa. «Aquí por favor», «Puedo coger unos cuantos para los caballos?», «Tome, presidente», alternaban.
Y así han ido pasando los bocados, las zancadas y, en definitiva, el primer fin de semana de una primera romería del año a la que todavía le quedan algunas citas importantes: para muestra, la misa en honor a San Blas, el 3 de febrero a las 12.00 horas; la concentración de Ollas Ferroviarias, el día 4; y la III edición de 'La Noche del Misterio', el día 5 a las 18.00 horas.
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