«De aquí salen ratas como gatos»

Tras las últimas quejas vecinales, el alcalde en funciones, Javier López Estrada, ha ordenado al servicio especial de empleo Serca, encargado de la limpieza de parques y jardines en el municipio, que desbroce la zona más degradada y acabe, en la medida de lo posible, con especies invasoras como el plumero y el bambú japonés. También ha ordenado a una empresa constructora local que retire algunos montículos de escombro.

López Estrada recuerda que el Ayuntamiento estuvo a punto de comprar la parcela hace varios años al anterior propietario, Liberbank, antes de que el banco se la vendiese a un fondo buitre. El edil explica que la parte de la finca en peor estado es la que se iba a ceder al Ayuntamiento como consecuencia del desarrollo del proyecto urbanístico y que la que ahora utiliza el Consistorio para diversos usos tras explanarla, sobre todo como aparcamiento, es donde se iban a construir las viviendas.

Sergio Gutiérrez, de la Asociación de Vecinos Besaya, dice que llevan varios años quejándose ante el Ayuntamiento, porque «debe exigir a los dueños de la finca que la mantengan en buen estado, como es su obligación». Gutiérrez recuerda que el Consistorio también puede hacerse cargo de la limpieza de la parcela y luego pasarle la factura a los propietarios, como ha hecho otras veces en el mismo Barrio Covadonga.

Pilar García, una de las vecinas afectadas, dice que el Ayuntamiento les está «toreando», porque «por una parte se escuda en que no es el propietario para no actuar y por otra utiliza la finca para lo que quiere». Pilar señala que la zona explanada, convertida estos días en aparcamiento para los feriantes de La Patrona, acoge otros usos, como quedadas de autocaravanas o aparcamiento de camiones.

Otra vecina, Rosa Calvo, residente en un primer piso, se siente amenazada por los reptiles y roedores: «De aquí salen ratas como gastos y culebras que ni te cuento. Se pasean por la acera que no veas. Nos siegan la zona más próxima para taparnos la boca, pero al poco tiempo está igual. Tampoco hay tratamiento para las plantas invasoras».

Encarnación, que vive en un tercero, apunta que su nieta es alérgica y no puede venir a verla cuando hay mucha concentración de esporas de los plumeros en el aire. «Tenemos que cerrar las ventanas», asegura. Su marido, Manuel Conde, también está cansado de que no les hagan «ni caso», ni siquiera los que envía el Ayuntamiento para limpiar la parcela. «Hacen lo que quieren, nadie supervisa. Ahí dejaron una tubería tirada la última vez. Aquí lo poco que hace es a regañadientes y después de mucho protestar», comenta.

Manuel recuerda que el prado se llama así porque hay un roble, de gran porte, que «los ecologistas salvaron de la tala» y que hace varias décadas era una finca más del entorno, destinada a explotación ganadera. Pero las cosas cambiaron y lo hicieron a peor: «Creo que lo expropiaron y pasaron a tirar en la finca todo tipo de escombros, por eso ahora es varios metros más alta y hay problemas de inundaciones en la zona».

La última vez que el Ayuntamiento convocó a los periodistas para anunciar la limpieza del 'Prado del Roble' fue en 2012. El entonces concejal de Barrios, Francisco Trueba, residente en la zona, anunció que la gran finca sin urbanizar iba a dejar de ser un foco de suciedad para los vecinos, especialmente para los residentes en la calle más cercana, Río Miera. El Consistorio pretendía destinar la parcela a aparcamiento de camiones y autocaravanas cuando fructificasen las negociaciones que venía manteniendo con la entonces propietaria, Caja Cantabria.

Trueba, hoy concejal en la oposición, también quería retirar las numerosas toneladas de escombro que se han vertido en el solar. Seis años después, las quejas de los vecinos siguen siendo las mismas.