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Los efectivos de la Policía Local se encontraron con la escena en plena vía pública del centro de Torrelavega el pasado 27 de julio en la calle Novalina, en la puerta trasera de un restaurante chino de la ciudad al que se accede por una ... vía paralela, la calle Consolación:una cabra de entre 50 y 80 kilogramos de peso recién sacrificada, en el exterior de un depósito de basura y con una profunda incisión en el cuello. Desde entonces, el caso ha derivado en dos denuncias distintas contra el responsable confeso de estos hechos, el dueño del establecimiento hostelero: por un lado, la del Ayuntamiento, que ya lo investiga por su lado; y una posterior centrada en el local por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria, sustentada en las deficiencias «higiénicas» que los técnicos de este departamento apreciaron ayer en una inspección dentro del negocio. El Servicio de Seguridad Alimentaria, dependiente de dicha consejería, decidió cerrar el establecimiento cautelarmente y conceder un plazo de 24 horas a su responsable para que subsane estas faltas. «Los inspectores confirmarán que las deficiencias se han subsanado», avanzaban ayer desde el Ejecutivo.
Lo que el denunciado nunca negó ante las autoridades es haber sacrificado al animal. Asumió ser el responsable desde el momento en que los uniformados toparon de frente con la cabeza y otros restos de la cabra y con la acera repleta de sangre. El investigado no tardó en reconocer ser el autor de este degüello entre otras cosas porque, según manifestó a los agentes de la Policía, no sabía que este tipo de prácticas estuvieran prohibidas en España. Según explicó, es una costumbre extendida en su país de origen (China). Dicho eso, en lo que sí insistió el hostelero es en negar que la cabra fuera a ser expuesta luego como producto de venta en su restaurante.
Lo ocurrido ha puesto en alerta a muchos vecinos enterados de la noticia –y que de hecho se pusieron en contacto con este periódico ayer por la tarde–, preocupados con las condiciones de salubridad de un local que, al margen del desenlace de la investigación iniciada por la Consejería de Sanidad.
Mientras se dilucida el resultado de la investigación y el futuro del restaurante en Torrelavega por parte de la Consejería de Sanidad, las imágenes del animal sin vida continúan llegando a los teléfonos y redes sociales de la ciudadanía. Así, tal cual se aprecia en esas instantáneas, es como los efectivos de la Policía Local de la capital del Besaya se encontraron las inmediaciones del restaurante –en su puerta trasera– cuando ese día, el 27 de julio, patrullaban por la calle Novalina.
La acera y el entorno del depósito fueron encontrados llenos de sangre y otro tipo de restos del animal –como pelo–, más tarde retirados y limpiados por el personal del restaurante a requerimiento de los agentes. El cuerpo de la cabra, que carecía de identificativo y fue adquirida gracias a un amigo que se dedica a su venta, según atestiguó el denunciado, también fue recogido por los servicios municipales y finalmente trasladado al Mercado Nacional de Ganados. Desde entonces, el Consistorio investiga también la procedencia del ejemplar caprino.
Está por ver qué ocurre con el restaurante pero, ¿qué consecuencias tiene degollar a un animal en plena vía pública? El investigado se enfrenta a una sanción tipificada como «muy grave» en la ordenanza de Protección y Bienestar Animal del Ayuntamiento, que establece multas de entre 1.501 y 3.000 euros –graduables según diferentes criterios, desde el daño causado al animal, la intencionalidad y el lucro hasta la naturaleza de los perjuicios causados– para aquellas prácticas relacionadas con el sacrificio de animales «para consumo humano u otros fines y sin cumplir la normativa vigente».
El Ayuntamiento de Torrelavega cuenta con un código muy específico desde que los grupos políticos decidieron, vía pleno municipal del 31 octubre de 2019, ponerse de acuerdo y volcarse a escala municipal en la sanción de esta y de todas aquellas prácticas relacionadas con el maltrato o la tortura de los animales. Porque el sacrificio es sólo uno de los supuestos que contempla esta reciente regulación local, inspirada en buena parte en la presión social ejercida por algunas entidades.
Entre las más vehementes y volcadas en impulsar un código como el actual figuran la Federación de Defensa Animal de Cantabria, la Asociación de Defensa Animal y Ambiental de Cantabria y Anima Natural. Su testimonio, reflejado en diferentes ocasiones en las páginas de este periódico, sirvió de acicate para que la corporación llegara al fin a un consenso definitivo en esta materia.
Tras muchos años tratando de impregnar esa huella en la sensibilidad de los representantes públicos y en las normativas municipales, estos y otros colectivos empeñados en defender los derechos de los animales pudieron celebrar en noviembre de 2019 –un mes después de su aprobación en el mencionado pleno– la publicación del texto íntegro de la llamada Ordenanza Municipal Reguladora de la Protección y el Bienestar Animal en Torrelavega en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC).
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