Sanidad reconoce las altas temperaturas en Sierrallana y anuncia una inversión de 2,5 millones

Como director gerente del hospital, Pedro Herce celebraba ayer la aceleración de estos trámites a preguntas de El Diario Montañés. «La inversión ya está planificada y se espera poder ejecutarla en el corto plazo, si este proyecto es finalmente aprobado», declaró, antes de extender esta actuación tanto «a la mejora de la eficiencia energética» como a la «envolvente térmica de fachada», todo ello en un bloque que aspira a ejecutarse en el marco del Programa de Impulso a la Rehabilitación de los Edificios Públicos de las Comunidades y Ciudades Autónomas (Pirep).

Esa convocatoria ya figuraba en el horizonte del centro, con vistas a 2022, pero la pandemia y la presión hospitalaria obligaron a priorizar la atención sanitaria por encima de cualquier otro asunto. Herce no es ajeno a estas carencias pendientes ni al 'efecto lupa' que producen las ventanas de la instalación orientadas al sur, pero tampoco a las consecuencias de unos trabajos que obligarían «al cierre parcial de camas y plantas de hospitalización». Basta con haber visto las noticias: si algo prima desde 2020 es la disponibilidad de plazas: «No parece que los últimos años hayan sido los más adecuados para realizar una intervención de estas características».

Ha sido una cuestión de prioridades. En lugar de materializar esas «mejoras en infraestructuras, cambio de climatización y grupo de transformación» apuntadas en la agenda, Sierrallana optó, «con un gran esfuerzo inversor», por poner en marcha dos actuaciones importantes:desde el Nuevo Edificio de Consultas Externas, que está prácticamente completado;hasta una segunda resonancia adicional, un «hito» para el sanatorio.

La «planificación» que impone la refrigeración de las plantas y la «plena ocupación» que aún hoy arrojan los espacios del centro hospitalario sirven a su máximo responsable para zanjar las voces críticas que han apuntado a su gestión:«No sería prudente ni acertado cerrar plantas para hacer obras de acondicionamiento y climatización, que pueden causar situaciones incómodas puntuales, pero no poner en riesgo la salud de los pacientes».

Esas declaraciones chocan frontalmente con uno de los mensajes que subrayaba ACPT a inicios de semana, a propósito del domingo anterior: «Estas temperaturas –43 grados el domingo, según dijeron– influyen de forma muy negativa en todas las personas, tanto la plantilla del hospital como las familias». La opinión de su portavoz municipal, Iván Martínez, quedó meridianamente clara. Ese hecho sí puede suponer» graves perjuicios para las personas hospitalizadas».

¿Pero fueron o no 43 grados?Al margen del carácter histórico de este número, y a tenor de la temperatura ambiente de aquel día en diferentes municipios, el gerente de la instalación comarcal reconoció que «es factible» que los termómetros se dispararan hasta tales cifras. Dicho eso, y sin saber «realmente cómo se obtuvo ese dato» –también señala que nadie mantuvo contacto con la dirección del centro–, Herce insistió ayer en calificar la efeméride como un hecho «puntual».

El mismo calificativo con el que describió los 43 grados de la polémica se corresponde con el número de protestas. Aquel domingo «se produjeron quejas por las altas temperaturas, como sucede en fechas puntuales todos los veranos». En cualquier caso, este «no es un motivo de queja frecuente, si consideramos que el hospital está en funcionamiento todo el año y que las temperaturas máximas en verano en Cantabria rondan los 20 grados».

Valor arriba o abajo, el gerente del hospital también quiso dar una respuesta con respecto al agotamiento de «todo el agua embotellada» disponible en las máquinas de venta, como señaló el comunicado de la Asamblea Ciudadana Por Torrelavega. Y no de forma desencaminada –porque ocurrió y era domingo, único día que estos productos no se reponen–, como revela su respuesta.

Eso sí, el hospital puso remedio a la situación:«Cuando se agotó, a última hora de la tarde, ya estaban cerradas la cafetería y el quiosco, que sí contaban con 'stock'». Fue entonces cuando «el jefe de la guardia en el centro se puso a disposición de la Unidades de Hospitalización y se distribuyeron, de forma totalmente gratuita, las cajas que estaban almacenadas en la cocina del hospital», según declaró, antes de informar sobre el agua de la red de abastecimiento, que «siempre está disponible, es potable y apta para el consumo». Zanjó: «En ningún momento se puso en riesgo la correcta hidratación y el cuidado de los pacientes».

Una de las manifestaciones que formuló ACPT y que más alejadas de la realidad quedan a ojos de la dirección es esa posición del centro como «ejemplo de abandono». Pedro Herce echó mano de las inversiones que se vienen haciendo en Sierrallana para refutar esta afirmación. «La Administración acaba de abrir el Nuevo Edificio de Consultas Externas (Necex), con una inversión final que ha ascendido a cerca de 8 millones de euros; otros 3 más en equipamiento;y con previsión de instalar una segunda resonancia con el Plan Inveat, por otro millón: hablar de 'ejemplo de abandono' no parece lo más oportuno», señaló.