La segunda vida de la ropa de Torrelavega, en el aire

El lema con el que fue presentado hace dos años el servicio de recogida textil es 'Tu ropa tiene futuro'. Dos años y más de 200 toneladas de ropa reciclada después –cerca de 140 sólo el año pasado, según el Consistorio– dando sentido a ese eslogan, esa ropa con tanto futuro deja de tener un destino claro, amontonándose desde hace al menos dos meses en las instalaciones donde se almacenan estos restos, en el Departamento de Residuos Domésticos (Barreda). La empresa Meditex Reciclaje, la que venía encargándose de su compra, ha dejado de pagar al Ayuntamiento de Torrelavega, acumulando así una deuda que en la Concejalía de Recogida de Residuos elevan por encima de los 63.000 euros, fraccionados en varias deudas de diferentes cuantías.

Después de varios días de negociaciones entre los servicios jurídicos de esta firma con sede en Madrid y el Consistorio, las partes han llegado a un acuerdo para rescindir el contrato y cobrar la deuda reteniendo la fianza depositada por la compañía hace dos años. El traspiés no afectará a la prestación del servicio y los vecinos podrán seguir solicitando la recogida de su ropa como siempre, según asegura el edil responsable de Aguas Torrelavega y de dicho departamento, Pedro Pérez Noriega, que garantiza la continuidad de esta prestación a través de un futuro contrato menor por procedimiento abierto, pidiendo precios a varias empresa para poder continuar dando este servicio y que la ropa tenga futuro y también destino.

Así será al menos hasta que el Consistorio pueda licitar un contrato definitivo y de larga duración, como anunciaron ayer tanto el concejal de Aguas Torrelavega como la presidenta del Consejo de Administración de esta empresa pública, Blanca Rosa Gómez Morante. Según explicaron, con este nuevo convenio la Administración podrá plantear la posible incorporación de mejoras en el modelo de recogida, un trabajo que desde su inauguración hace dos veranos realizan los trabajadores de Aguas Torrelavega –igual que tantas otras tantas labores de recogida–.

Para hacerse una idea de cuáles son las características del contrato y de cómo podría ser el siguiente: la idea consiste en la implantación de un servicio de recogida de ropa usada para su posterior venta a una empresa adjudicataria, todo en un ciclo verde de reutilización que, además, ofrece rentabilidad. El modelo pactado en 2022 tasaba estos restos textiles en 310 euros por tonelada. Ese dinero lo ingresan las arcas que, al mismo tiempo, se quitan de encima los costes de gestión de residuos –unos 85 euros por tonelada–. Y todo sin contar los beneficios medioambientales. La Administración calcula que por cada kilo de ropa recuperado se dejan de emitir 25 kilos de CO2 a la atmósfera.

Basándose en estos retos, el Consistorio instaló hasta un centenar de contenedores el año pasado para reforzar y mejorar el servicio. Con el tiempo, y vista la gran respuesta de la gente, estos han demostrado ser pocos. Al menos en algunas zonas, donde los empleados los encuentran completamente hasta arriba. También están así las naves, repletas de pilas y bolsas de ropa pendientes de ese contrato de sustitución. El resultado ha derivado en una sobrecarga de espacio evidente en el servicio, compuesto por una veintena de trabajadores que, al margen del textil, se hacen cargo además de todos los residuos generados en la ciudad –desde el cartón, el vidrio, muebles, etc.–.

La gran respuesta de la ciudadanía al llamamiento municipal por la segunda vida de la ropa se ve nada más entrar en las naves de este departamento, en Barreda, habiendo en una de ellas apenas un metro de distancia desde la puerta hasta la primera bolsa de ropa. Ropa y de todo. Hay peluches, carteles electorales, zapatos, baberos… Esta es la otra cara del éxito cosechado por el servicio desde su inauguración justo hace dos años. Y algunos trabajadores no lo ocultan. La plantilla está igual que estas naves: completamente saturadas.

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