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La empresa SIEC está procediendo a reparar el argayo que corta la carretera de La Montaña, a la altura de la ermita, desde hace más de un mes. En la localidad se registraron otros dos desprendimientos del terreno, ya reparados, uno en el acceso ... al monte Dobra y otro en la carretera que conduce a Las Presillas, como consecuencia de las fuertes lluvias que afectaron a Cantabria a finales de noviembre y principios de diciembre.
El concejal de Obras, José Manuel Cruz Viadero, ha explicado a El Diario Montañés que el Ayuntamiento contrató los servicios de SIEC, por algo más de 19.000 euros, para restablecer la circulación en la carretera junto a la ermita de La Montaña. Se trata de un tramo en el que, como en ocasiones anteriores, cedió el terreno y se abrieron grandes grietas, siendo cortado al tráfico el pasado 10 de diciembre.
Cruz Viadero ha precisado que los trabajos, que se espera concluyan esta semana, están consistiendo en el hincado de raíles de seis metros de longitud, cuyas cabezas serán «cosidas» con un perfil metálico y una viga de hormigón. Finalmente, se procederá a reparar el firme de vial.
El argayo dejó cortado el acceso principal al barrio de Los Casares y los vecinos se han visto obligados a acceder a sus casas y negocios por viales alternativos que consideran «tercermundistas». Los residentes ya manifestaron a principios de diciembre a este periódico su temor a quedar aislados por los desprendimientos de tierra.
Una de las vecinas más afectadas, Mari Carmen Martínez, describía cómo era la situación en las primeras horas: «Los del Ayuntamiento colocaron unas vallas para indicar a los conductores que la carretera estaba cortada y no sabemos nada más. Ni están ni se les espera porque estamos en fiestas de Navidad y hacer esta obra va a costar un dinero y a nosotros siempre nos dejan para los últimos».
Los accesos alternativos son dos caminos en malas condiciones: «Uno es una cuesta con una curva muy pronunciada y el otro sólo es apto para los que quieren romper los amortiguadores». Mari Carmen recordaba que el tramo que se ha hundido, junto a la ermita del pueblo, fue asfaltado hace pocos meses y «después se ha ido agrietando como ha venido ocurriendo en otras ocasiones desde 2019». «Aquí estamos dejados de la mano de Dios. Como somos un barrio humilde parece que no tenemos derecho a nada. La gente abandona los pueblos por cuestiones como esta. Y no pedimos nada del otro mundo, sólo poder acceder a nuestras casas», afirmaba.
Con la llegada del invierno se dispara el temor de los vecinos de Los Casares a quedarse aislados por los argayos. Ya ocurrió hace dos años, cuando un importante desprendimiento de tierra cortó durante dos meses el único camino que conduce a sus casas, fincas, negocios o estabulaciones. Fue entonces, poco antes de las últimas elecciones municipales, cuando los responsables de los ayuntamientos de Torrelavega y Puente Viesgo se comprometieron a habilitar un vial alternativo por la localidad vecina de Las Presillas, un proyecto del que nada se ha vuelto a saber. Cada vez que llega un temporal, Mari Carmen se echa a «temblar». Su casa es la más lejana y a ella se llega por un serpenteante y estrecho camino asfaltado, el único acceso de Los Casares.
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