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Cerca de medio centenar de vecinos de Sierrapando se concentró ayer frente al que, de no ser por una cadena de despropósitos y promesas incumplidas, debería ser el Centro Cívico de la localidad desde hace un año. Pero no. Las familias, niños y torrelaveguenses que ... se dieron cita a la salida del colegio Pancho Cossío se manifestaron frente a una obra inacabada, una «demostración del nulo interés del Ayuntamiento hacia Sierrapando» y que, en 10 años, ha pasado de ser un proyecto ilusionante a una «vergüenza» y una «chapuza», como calificaron los asistentes. Ante ellos, los avances de las labores seguían brillando por su ausencia. a no se trata sólo de la parálisis, que dura 6 meses. Desde que la empresa adjudicataria Cys Conezta abandonó la obra y dejó tiradas a las familias de un día para otro -el Consistorio y los Bomberos tuvieron que actuar de urgencia para reponer las vallas y garantizar la seguridad de los niños-, hace apenas tres semanas, el Centro Cívico de Sierrapando se ha convertido en uno de los desastres más hirientes para los residentes, cansados de las disculpas y decididos a salir a la calle para denunciar la calamidad. «Respeto para nuestros hijos, que acuden al colegio y tienen que convivir con este despropósito; respeto para nuestros mayores, que demandan un lugar de encuentro; para nuestros jóvenes, que no tienen una triste sala de estudios», exigió ayer Isabel Torus Giraldo, abuela de uno de los alumnos y también una de las voces indignadas que encarnó la protesta, convocada por la Asamblea Ciudadana Por Torrelavega (ACPT).
La emoción con que Torus Giraldo pronunció el manifiesto y la cara de resignación de los presentes cada vez que fijaban su mirada en los trabajos sin terminar volvieron a revelar el abandono que sienten muchos de estos torrelaveguenses. «Estamos hartos de ver cómo a otros barrios y pueblos de nuestro municipio se les dota con las infraestructuras y dotaciones que demandan y necesitan, mientras nosotros tenemos que esperar décadas para obtener la más mínima respuesta», expresó la portavoz de la protesta.
283.000euros vale el contrato de las tareas, sin contar sobrecostes por culpa de los problemas.
Porque el despropósito del Centro Cívico es sólo «la punta del iceberg» de una lista demasiado larga para los vecinos. Su paciencia se ha ido agotando promesa a promesa desde hace años. Para muestra, «el parque que se les garantizó en el antiguo prao de las fiestas», del que no saben nada; o aquel otro espacio infantil que el Ayuntamiento de Torrelavega les iba a construir «junto a la pista de futbito y la bolera», y que nadie ha visto.
Después de tantas palabras y pocos hechos, la obra del Centro Cívico podría haber sido la que recuperara la confianza de estos afectados, pero lo único que ha hecho es hundirla más. Pero eso no quiere decir que vayan a quedarse de brazos cruzados. «Si en los próximos días no vemos gestos ni movimientos que nos tranquilicen por parte del Ayuntamiento, esta concentración sólo será la primera de otras muchas que vendrán detrás», garantizó Torus Giraldo.
No han pasado ni tres semanas desde que familias como la suya avisaron al Ayuntamiento de Torrelavega de la espantada protagonizada por la empresa adjudicataria. Aquella tarde del jueves 24 de noviembre los vecinos no daban crédito a lo que veían. Los operarios de Cys Conezta se estaban llevando los andamios y el vallado perimetral de la zona. Aquel desmantelamiento sería el último capítulo de la surrealista relación que, durante casi un año y medio, han mantenido la compañía y la Concejalía de Obras.
Dejando a un lado la confección de proyecto -que tampoco fue un camino de rosas-, desde la adjudicación de aquel contrato de 283.000 euros en junio de 2021, todo lo que podía salir mal ha salido rematadamente mal. Si el incumplimiento del plazo de ejecución no era suficientes para colmar la paciencia de las familias, las carencias en la redacción del plan -y su encarecimiento en un 18%-, el desinterés de la empresa en firmar un modificado y terminar las tareas de una vez, la rescisión del contrato y la fuga definitiva de la compañía han hecho el resto para que los vecinos pongan el grito en el cielo.
El concejal que habría cortado la tela inaugural del Centro Cívico si este se hubiera terminado algún día es José Manuel Cruz Viadero, y él también ha sido muy duro con la empresa desde aquel entonces. «Es una absoluta irresponsabilidad», calificó en su día el edil, que tuvo a bien dar la cara ante las familias de la localidad junto al alcalde, Javier López Estrada. El propósito de ambos ahora es encargar la redacción de un nuevo proyecto y terminar el Centro Cívico el año que viene. Antes del verano, imposible.
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