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Si el futuro de los terrenos de Sniace ya era uno de los asuntos más acuciantes para Torrelavega desde que la ciudad vio morir a la química a principios de legislatura (2020), anuncios como la llegada de un macroproyecto de hidrógeno a estos terrenos inertes ... han terminado de subrayar la materia con letras fosforitas en los argumentarios políticos. La prudencia, la confianza y también las serias dudas respecto al posible aterrizaje de RIC Energy y Copsesa para revitalizar el cementerio industrial de Sniace centraron este miércoles el debate electoral organizado por El Diario Montañés, una cita celebrada en el Teatro Municipal Concha Espina y que, con la periodista Pilar González como moderadora, inaugura tres semanas de propuestas, réplicas y puntos de encuentro entre los principales aspirantes a las municipales y autonómicas del 28 de mayo.
En la capital del Besaya son siete los candidatos que encarnan esta carrera hacia el bastón de mando –cuatro de ellos por primera vez–. Con diferentes recetas y sin demasiadas interrupciones entre sí, los cabezas de lista priorizaron el desarrollo industrial de la ciudad, el comercio, el empleo y el soterramiento de las vías de tren como grandes líneas de trabajo para los próximos cuatro años. Este último asunto, una «realidad» para unos y todavía un «deseo» para otros, también centró una parte clave del combate dialéctico que protagonizaron PRC, PSOE, PP, Ciudadanos, Torrelavega Sí, la coalición IU-Podemos y Vox. Salvo los populares, que encaran la carrera a la Alcaldía «sin líneas rojas», todos los partidos eludieron hablar de pactos postelectorales. Y todo está muy abierto.
Lo que era ineludible es el tema de la semana: el posible aterrizaje de una fábrica de hidrógeno de 750 millones para revitalizar los terrenos de Sniace. El aspirante a reeditar la Alcaldía, el regionalista Javier López Estrada, quiso acallar así las suspicacias que algunos rivales venían revelando antes que él. «Tenemos una oportunidad. La prioridad de la ciudad tiene que ser generar empleo. Y si nos hubiéramos molestado en mirar quiénes son –los empresarios que protagonizan el anuncio–, hoy estaríamos tremendamente orgullosos. A menos de que el objetivo sea el de 'cuanto peor, mejor'», reprochó. «No confunda», espetaría Julio Ricciardiello (Cs) a tres atriles de ahí; «¿hablamos de La Pasiega?», ironizó luego el nuevo líder popular, Miguel Ángel Vargas. Aquellos fueron, de largo, los segundos más encendidos de la hora y media de debate.
Ni siquiera otro nuevo cabeza de lista como José Luis Urraca (PSOE), mucho más enfocado en dar mensajes concisos que en cualquier batalla con sus homólogos, pudo ocultar cierto recelo en relación al plan presentado por su socio en Cantabria y Torrelavega. «Apoyaremos cualquier gran proyecto que venga a crear empleo siempre que sea cierto y palpable», resolvió, tras decir que «Torrelavega no puede esperar más para tener suelo industrial». Todas esas ideas de los partidos que vienen gobernando en las últimas dos legislaturas (PRC y PSOE) convencieron poco a los rivales, cansados de escuchar «compromisos» alrededor del empleo, el comercio o los polígonos industriales de Las Excavadas o La Hilera.
Vargas, partidario de que los terrenos de Sniace «vuelvan a ser productivos lo antes posible», reprocharía precisamente eso en una de sus intervenciones, pero antes aludió al perfil gestor con el que él y su equipo se vienen presentando. «No hay fórmulas mágicas. Compartimos el diagnóstico; el problema es la ejecución de la solución». Luego enmendó la labor del equipo de gobierno. «Cuando se nos dice que estos próximos cuatro años van a ser un revulsivo para el empleo, me gustaría saber qué es lo que han hecho en esta legislatura. ¿Y por qué no ha sido en estos últimos cuatro?», preguntó. «Ocho años», le recordaría Ricciardiello, antes de comparar el anuncio de la planta de hidrógeno con la explotación fallida en la mina de Reocín y proponer la expropiación del suelo para evitar su caída en «vaya usted a saber qué especuladores».
Tampoco pudo evitar hablar del «engaño» de la mina de zinc la exalcaldesa socialista y hoy candidata de Torrelavega Sí, Blanca Rosa Gómez Morante. «Está por ver si se consolida», dudó, no sin recetar «solvencia y seguridad» al proyecto así como «marcos estables» a la Administración para llevarlo a cabo. Como expresidente del comité de empresa de Sniace, el ahora candidato de la coalición de Izquierda Unida y Podemos, Borja Peláez, reconoció no saber si la planta de hidrógeno «será humo o no».
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Daniel Martínez
De lo que sí se mostró seguro es del «goteo» y las «bajas» que viene sufriendo el sector industrial de Torrelavega en las últimas décadas, una idea en la que, en claras alusiones al Ayuntamiento de la ciudad y las instituciones en general, también remarcó el aspirante a alcalde por Vox, Roberto García Corona: «Las decisiones de la Corporación no ayudan en nada para fijar o atraer a esas nuevas empresas. Nuestros hijos tienen que salir de la ciudad para conseguir oportunidades. Debemos aportar nuevas soluciones».
Las opiniones alrededor de una demanda histórica como el soterramiento integraron otro bloque con declaraciones interesantes, sobre todo teniendo en cuenta que Torrelavega se quedará sin estación de tren en el centro tanto tiempo como duren esos trabajos, mínimo cuatro años. Eso es algo sobre lo que, entre los partidos de la coalición, sólo López Estrada dio explicaciones. «Es una lástima, pero tenemos que ser conscientes y hacer una cesión que nos va a costar mucho esfuerzo. A mí me encomendaron hacer esta obra. Esto no hay quien lo pare. Puede venir otro ministro como hizo Pepiño Blanco (PSOE) en 2010 con el AVE y pararlo, pero eso pasa una de cada cien veces. Y nos tendría que ver a los 50.000 torrelaveguenses delante», indicó.
Urraca no entraría al trapo. En lugar de eso, se reafirmó en el «trabajo» que los socialistas vienen haciendo por «Torrelavega, Santander y Cantabria» y calificó como una «realidad» la obra previa al soterramiento: «Quizá les moleste porque es incontestable, pero hemos trabajado para que lo sea». No mencionó nada de la estación, aunque sí aludió a aquellas obras pasadas que, hasta que no finalizaron, no fueron consideradas «acertadas» por el grueso de los vecinos. Para que sean acertadas, primero tienen que ejecutarse. «La gente está harta de oírnos hablar del soterramiento cuando no hay nada todavía. PRC y PSOE se presentaron hace cuatro años prometiendo el inicio de las obras en esta legislatura y en enero, cuatro meses antes, habían firmado un aplazamiento en Madrid», recordó Vargas, antes de negar toda credibilidad a los socialistas, «expertos en incumplir», y recordar que sigue sin haber un proyecto de ejecución para el soterramiento.
El escepticismo se extendería al resto de turnos de la oposición y de aquellos que aspiran a entrar en el Consistorio: desde Ricciardiello, que deseó que la vía auxiliar «se haga muy bien porque creemos que va a estar ahí durante mucho tiempo»;Gómez Morante, que tildó la integración ferroviaria de «futurible»y reconoció no saber «si, después de la vía auxiliar, veremos algo más»; Peláez, uno de tantos torrelaveguenses que sigue «esperando a que la ciudad no esté partida»;o García Corona, que equiparó el discurso actual de los partidos de gobierno a «lo mismo que llevan diciendo décadas».
Durante todas estas intervenciones, los aspirantes sacaron diferentes proyectos y desafíos a colación. El reto demográfico o la consolidación del Palacio municipal lograda en este mandato, en boca de López Estrada;La Lechera, en la de Urraca;el «fracaso de la calle Julián Ceballos», por Vargas;la necesidad de una Zona de Bajas Emisiones que debiera ser «mínima» para no afectar al comercio, según Ricciardiello; la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana, urgida por Gómez Morante; la ausencia de un «modelo de ciudad» orientado a la creación de zonas verdes, como lamentó Peláez;el cambio de rumbo y de «dinámicas» que pide García Corona tras «40 años» de PRC y PSOE...
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Javier Gangoiti
Muchos retos. Pero hay uno que parece no entender de colores y que estuvo presente durante toda la cita: revitalizar el comercio. Hubo todo tipo de recetas y no necesariamente contrapuestas:«aparcamientos gratuitos, espacios de ocio y dinamización»;a propuesta del PRC;«un estudio sobre hábitos de consumo» y «formación», desde el PSOE; un «plan integral y transversal de comercio», a juicio del PP;voz y «participación» para los autónomos de Torrelavega, según Ciudadanos;una Administración «más ágil», para Torrelavega Sí;una ciudad con «mejor transporte público»;o una «estrategia» volcada en un sector que «aumenta el bienestar de los vecinos», como ponderaron desde Vox.
Y hablando de siglas. ¿Con quién están dispuestos a pactar los aspirantes? Pocos lo dejaron claro. Salvo el popular Miguel Ángel Vargas, que fue el único que negó tener líneas rojas de manera explícita, todos los partidos en liza fiaron sus alianzas a los puntos programáticos y, sobre todo, a la aritmética saliente de las urnas. «No es un tema de colores sino de proyectos», zanjó Ricciardiello, uno de los pocos, junto a Vargas, que no redujo su respuesta a una suerte de frase hecha. Una de las pocas notas interesantes en este punto, de hecho, la dejó el propio Vargas: «Existe la posibilidad de que gobierne la lista más votada en minoría».
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