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Una sucesión algo complicada

Nieves Bolado

Santander

Domingo, 7 de octubre 2018, 08:54

El éxito no suele ser estático, apuesta por el dinamismo y se encoleriza con los pesimistas, principio perfecto para quienes, eternizándose en los cargos, llegan ... a ahogar el futuro. Los largos mandatos, especialmente en lo público, pueden conducir al caudillismo, y en España sabemos de sobra para qué sirven los caudillos. Dilatados gobiernos pueden llevar al poder omnímodo, cuando no a desarrollar una suerte de tiranía –también en las democracias– porque para sostener un mando prolongado se precisan estructuras ajustadas a lo que le convenga al gerifalte de turno. El que se aferra a un mandato, o se empotra en una institución más de ocho o diez años, corre el riesgo de mimetizarse y en su empecinamiento frustrar futuras generaciones, capando la posibilidad de que surjan nuevos líderes.

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