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Por mucho que nadie hable del Palacio municipal, este sigue ahí. En la Torrelavega actual, la que toca el soterramiento con los dedos, la de las peñas, La Lechera, la Zona de Bajas Emisiones o los debates sobre el nombre de los ... colegios, no hay tiempo para hablar del edificio público más valioso de la ciudad. El antiguo Ayuntamiento se ha convertido en una especie de elefante en la habitación dentro de la actualidad municipal. Opacado por otros proyectos considerados más urgentes, el Palacio sigue esperando su momento, relegado a un tercer plano del día a día, vacío y maltrecho, como testigo mudo de su ciudad y del pregón que solía acoger sobre su balconada, desde 2018 sustituida por un escenario en el Bulevar.
Ya ha pasado un año y medio desde que terminaron las obras que lo salvaron del derrumbe, pero nadie ha dado más avances tras esta intervención de urgencia a cargo del Gobierno de Cantabria, salvando el anuncio para recuperar el Cine Pereda, anexo al antiguo Consistorio, pero con carácter independiente. Por lo demás, en todos estos meses nadie en el Ayuntamiento se ha pronunciado sobre la antigua Casona de Demetrio Herrero, si no es por las preguntas de la oposición o los medios de comunicación.
Por iniciativa propia nadie pone sobre la mesa la rehabilitación que necesita el interior del edificio, cuyo valor se desconoce a día de hoy; sobre el estado real del inmueble, tras el impacto de dichas labores todos esos meses; ni de su futuro en general.
Porque realmente nadie sabe nada, ni siquiera el gobierno de coalición (PRC-PSOE), que desde hace meses dice estar estudiando el futuro del mismo, aunque sin decir nada durante meses. Regionalistas y socialistas sí parecen estar de acuerdo en algo: el Palacio debe conservar su papel de Consistorio, aunque no tanto como un edificio puramente administrativo; esa faceta la reservan al nuevo edificio de La Llama. El viejo Ayuntamiento debe ser algo más, dicen, un espacio que conserve la faceta noble de una Casa Consistorial (con Plenos, ceremonias, pregones, etc.) y que esté abierto a otros usos.
El alcalde, Javier López Estrada, realizó esta comparación a preguntas de El Diario: «Lo que yo entiendo es que tiene que seguir siéndolo, pero cambiando el modelo. Hay ejemplos. El Ayuntamiento de Viena, que es un edificio imponente pero que guarda pequeñas similitudes, cumple estas características: tiene una parte noble, para celebraciones públicas, pero también espacios de disfrute. Salas de exposiciones, debate, reunión, etc.».
La idea de relegar el uso administrativo a otra zona no parece gustarle a la mayoría de la oposición (PP, Vox, Torrelavega Sí e IU-Podemos). «Debe seguir siendo administrativo», «administrativo, noble y abierto» y «la Administración debe volver al Palacio» son algunas de las frases que dejaron los portavoces Miguel Ángel Vargas, Blanca Rosa Gómez Morante y Borja Peláez, respectivamente. No es tan tajante sobre este tema Roberto García Corona (Vox): «Tiene que ser algo más que administrativo, una referencia regional».
Usos al margen, la oposición sí se ha unido para solicitar una visita al interior del Palacio. Lo hizo en abril y el alcalde se comprometió a organizarla. En sesiones posteriores, y a preguntas del popular Miguel Ángel Vargas, avanzó su intención de celebrar una visita conjunta tanto al Palacio como a la nueva sede municipal de La Llama, que apura los últimos remates de su rehabilitación. «Dentro de unas semanas», se comprometió, el 2 de julio.
¿Qué se encontrarán los políticos y técnicos en esa visita? Un Palacio consolidado, sí, pero también muy dañado en algunas zonas. El impacto de las obras estructurales ya quedó reflejado en los informes de la Fundación Leonardo Torres Quevedo (UC), que se encargó del control de aquella obra. Esta señaló al menos 18 grietas en la planta baja, la primera y el exterior, así como el deterioro de la balconada, en cuyas piedras los expertos perciben «movimientos» que hacen recomendable su estabilización.
También espera un lavado de cara intenso su interior, la que seguramente sea la obra más cara. Aquí, el Ayuntamiento contaría de nuevo con la ayuda del Gobierno regional, que se comprometió a financiar la recuperación y ejecutar dicha obra a expensas de la Consejería de Fomento, según prometió el año que pasado su titular, Roberto Media.
Entre tanto, uno se puede entretener pensando en qué diría Luciano Demetrio Herrero, el que se lo vendió al Ayuntamiento en 1925 por 275.000 pesetas, si viera la que fue su residencia en este estado lánguido y decadente. En 2025 harán cien años de aquella operación histórica.
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