Los Testigos de Jehová construirán una iglesia junto a la plaza de Tanos

El nuevo 'salón del reino' de los Testigos Cristianos de Jehová se levantará en el solar en el que fueron derribados en 2020 un edificio de viviendas y una nave anexa, ambos en ruina. Así lo anuncian en un cartel colgado en la valla que delimita el solar, en el que destaca una infografía del futuro templo. También han iniciado contactos con el Consistorio para obtener los permisos de obra necesarios.

Antes de que la comunidad religiosa -que se define como una restitución del cristianismo primitivo y que cuenta con varios millones de seguidores en cerca de 250 países- comprase el solar, el Ayuntamiento ya había iniciado las gestiones para la permuta de terrenos que permita construir una zona de esparcimiento que se añadiría a la Plaza de los Picayos, en el centro de Tanos.

Así lo confirmó entonces el primer teniente de alcalde y concejal de Obras, José Manuel Cruz Viadero. El edil socialista recordó que los edificios fueron derruidos por la familia propietaria, con la que había «conversaciones» para permutar el solar por el terreno de al lado, de propiedad municipal, lo que «beneficiaría a ambas partes». Cruz Viadero señalaba que los propietarios del solar habían cumplido con «su obligación» de derribar los inmuebles, declarados en ruina, aunque el proceso se retrasó «por la presencia de fibrocemento en un tejado».

El concejal de Obras reconocía que ya tenían «la idea» de permutar esa finca antes del derribo, puesto que a la propiedad «le vendría bien» la operación porque la parcela municipal, situada a escasos metros, «está pegada a otras propiedades suyas y el Ayuntamiento podría dotar a Tanos de más espacio público junto a la Plaza de los Picayos».

Al entonces presidente de la Asociación de Vecinos del pueblo, Amador Pérez Guerra, le parecía una noticia «estupenda». «Es algo que agradaría al pueblo entero, porque por fin tendríamos una plaza pública más en condiciones, con su zona verde. Nos parece extraordinario», afirmaba.

El Consistorio declaró en 2019 en estado de «ruina inminente» los referidos edificios, acordonados por los bomberos tras el derrumbe parcial de una fachada. El alcalde, Javier López Estrada, ordenó a la propiedad que procediese al derribo. El entonces concejal de Urbanismo, Gerson Lizari, advirtió de la presencia de uralita o fibrocemento (contiene amianto) en la techumbre de la nave anexa, lo que obligó a seguir un protocolo de seguridad para su retirada.

En la resolución de la Alcaldía se le comunicaba también a la propiedad que tenía que presentar diversa documentación: dirección técnica del derribo; descripción de las características morfológicas, materiales y elementos de diseño del edificio, con el fin de excluirle del Catálogo de Elementos Protegidos (antigua casona montañesa); planos de las plantas, alzados y secciones; datos sobre la gestión de residuos y aprobación del plan de trabajo para la retirada del amianto. La propiedad también tuvo que tomar medidas para evitar nuevos desprendimientos.

En el momento de la inspección inicial, realizada el 26 de septiembre de 2019, el arquitecto municipal observó que se había producido el derrumbe de parte de la cubierta de la edificación residencial. Lo mismo había ocurrido, aunque en mayor medida, en la nave anexa.