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El Grupo de Danzas San Blas, durante su actuación en el memorial a Rivera, este jueves, en el auditorio del parque Manuel Barquín. Luis Palomeque
Esta tonada va por Chiqui

Esta tonada va por Chiqui

El folclore dedica tres días de homenaje a la figura y el legado de José Luis Rivera Peña como impulsor de la tradición cántabra, en su Torrelavega natal

Javier Gangoiti

Torrelavega

Viernes, 2 de agosto 2024, 07:27

«Prácticamente en todos los ensayos sale su nombre. Después de alguna actuación, a veces nos miramos y decimos 'el jefe estaría orgulloso'. Así le llamábamos». Pilar Fernández, del Grupo de Danzas Nuestra Señora de Covadonga, se acordaba este jueves de cómo, cada 8 de septiembre, en los cumpleaños de José Luis Rivera Peña, Chiqui, él y todos los miembros de la agrupación solían reunirse a tomar algo en un bar por ahí, después de un recital A Chiqui le gustaba eso. Disfrutar del tiempo con los suyos, invitarles y disfrutar de ese momento entre compañeros, colegas que se convirtieron en amigos y que hoy le recuerdan prácticamente como un padre. Pilar recuerda también esos viajes en autobús en los que, de vuelta a casa y desde el asiento que está justo detrás del conductor, Chiqui aprovechaba para cerrar un rato los ojos y le pedía a ella y el resto que cantaran 'La plegaria de la misa popular cántabra', de Nobel Sámano. Su favorita. «Niñas, el día que yo me muera me la tenéis que cantar», solía decir. Aquella fue, de lejos, la actuación más complicada para Pilar y todos los que le querían, tras su fallecimiento el 24 de junio de 2022: «Era una buenísima persona. Le queríamos muchísimo. Como profesional y como persona. Ayudaba a todo el que podía. Siempre dispuesto. Sigue muy presente».

Porque el día que Chiqui se fue Cantabria perdió a mucho más que un vecino comprometido con la defensa de las costumbres y las tradiciones. Con él se fue además uno de los padres del folclore regional y el responsable de que hoy, su ciudad, la Torrelavega que quería tanto, sea una de las cunas del baile y la canción cántabra. Y «un hombre bueno». Sobre todo eso es lo que destaca la gente de él. Y quizá por eso, este jueves, en un auditorio con decenas de personas en el público, las mismas canciones y danzas que inspiraron su trayectoria desprendían esa emoción contenida, como devolviéndole todo lo que hizo por la difusión de esos pasos, de esas letras. De ese legado. A Chiqui le hubiera encantado estar ahí disfrutando con todos de esta gran representación. Viendo los bailes, escuchando las tonadas... Disfrutando de la compañía de los que siempre fueron sus compañeros en esta vida entregada a Cantabria.

Este jueves estaban todos. No sólo los del Grupo de Danzas Nuestra Señora de Covadonga, que dirigió durante décadas, sino los de las doce agrupaciones folclóricas de la ciudad: desde las Danzas San Pablo, San Blas, Virgen de las Nieves y las Panderetas de Covadonga; hasta los coros la Rondalla Senior, Otoño Musical, Ronda Garcilaso, Santa María de Solvay, la Coral de Torrelavega, Raíces Cántabras y Ronda Besaya.

Fueron estos dos últimos coros, así como las agrupaciones de San Blas y San Pablo, los que pusieron melodía, movimiento y pasión a su recuerdo, en el marco de un sentido homenaje de tres días organizado por el Grupo de Danzas Nuestra Señora de Covadonga y las asociaciones de mayores de Torrelavega, en colaboración con la Concejalía de Mayores. Hasta el sábado, estas y más agrupaciones expresarán su talento en este primer memorial.

El Manuel Barquín es el «punto de encuentro»; el recuerdo de Chiqui, una razón para unirse y celebrar la «armonía» de estas entidades, como subrayó Pilar Fernández en alusión al carácter «integrador» que siempre demostró el folclorista. A sus palabras de cariño siguieron después las del primer teniente de alcalde, José Luis Urraca, que se refirió a Rivera como un agente «crucial en la recuperación, mantenimiento e impulso del folclore». Dijo:«Convirtió a Torrelavega en el epicentro del folclore».

Labor desinteresada

Han pasado ya dos años desde que Rivera falleció a los 85 años y dejó un vacío insustituible en esta y otras agrupaciones. Dejó huella en muchas partes. También en la Escuela de Folclore de Torrelavega, que codirigió junto a los responsables de los grupos de danzas Nuestra Señora de las Nieves, de Tanos, y San Pablo, de Nueva Ciudad. Movido siempre por su pasión hacia las costumbres y tradiciones de Cantabria, su dilatada y desinteresada labor divulgadora le llevó a recibir numerosos premios, entre ellos el de Marcero Mayor en 2010.

Igualmente, le rindieron tributo la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria y los ayuntamientos de Torrelavega, Cartes y Santander, entre otros. Y Chiqui no era tanto de estar en los focos, sino más bien de valorar el legado de otros. Es más, durante muchos años fue quien impulsó el homenaje póstumo al rabelista Pedro Madrid.

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