![Torrelavega asegurará la chimenea de La Lechera para evitar desprendimientos](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/02/05/102103190-kfL--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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El paso del tiempo no perdona y menos cuando hablamos de una estructura de 127 años. El Ayuntamiento de Torrelavega trabaja para asegurar la emblemática chimenea de La Lechera, que presenta riesgos de desprendimiento y una necesidad clara de reforzar, otra vez, su parte ... superior. La Administración ya escucha ofertas para encargar la asistencia técnica y la redacción de un proyecto de rehabilitación de este centenario elemento de la histórica azucarera y que es tan antiguo como el resto del complejo, construido hace 127 años (1898). Dicha asistencia y la redacción del plan de trabajo costarán cerca de 15.000 euros, el dinero que ha destinado el Consistorio a la nueva propuesta de gasto a la que ha tenido acceso este periódico -y cuyo plazo de presentación de ofertas terminó precisamente ayer-. Así, tras otro plazo de cuatro meses para redactar este plan de obra, el equipo de gobierno (PRC-PSOE) recibirá el proyecto y estará mucho más cerca de ver comenzada la restauración de la chimenea a 50 metros de altura.
La emblemática torre de La Lechera ya ha dado motivos. De hecho, han pasado tres meses desde que el Consistorio se vio obligado a tomar medidas sobre el terreno y vallar la estructura por posibles desprendimientos. Pueden verlo si se fijan un poco: una de las abrazaderas de hierro que refuerzan su parte superior está rota y amenaza con precipitarse sobre el aparcamiento situado entre La Lechera y las dependencias del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA)
No es la primera vez que la chimenea amenaza con caerse a trozos. El Consistorio asistió a un peligro similar hace ya siete años, en 2018, cuando los restos de otra abrazadera ubicada en la parte superior golpeaban el pararrayos de la chimenea cuando hacía viento y amenazaban con caerse sobre el suelo. La antigüedad del viejo conducto de La Lechera y la falta de mantenimiento también se han cobrado riesgos similares en los cascotes, que se desprendían de los característicos ladrillos que integran la chimenea. En general, el asunto ha dado de qué hablar cada vez que se ha celebrado un evento por aquí; es más, el Ayuntamiento ha vallado un perímetro de seguridad en varias ocasiones a su alrededor.
Ahora, en 2025, la Administración volverá a intentar coger el toro por los cuernos para sanear la estructura de una vez por todas. Lo hará, eso sí, al margen de toda la remodelación planteada para convertir el complejo en un centro cultural -ya en ejecución-. El Ayuntamiento también ha estudiado la idea de canalizar esta rehabilitación a través del Plan de Sostenibilidad Turística, aunque esa posibilidad parece haber quedado descartada.
Al menos eso afirman a día de hoy desde el equipo de gobierno (PRC-PSOE), conscientes de la importancia del complejo y también de su emblemática chimenea. Cabe recordar que La Lechera es, desde 2019, el primer edificio industrial protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) en la comunidad autónoma.
Y es que no hay muchos edificios industriales como el de La Lechera en Cantabria. Su historia, asociada a diferentes ámbitos, está estrechamente ligada a lo acontecido en los últimos 130 años de Torrelavega y España en general. Es imposible hablar de su origen sin mencionar la pérdida de las últimas colonias en 1898, especialmente Cuba. Entonces, en España se pusieron en marcha numerosas fábricas de azúcar de remolacha. Así surgió la de La Lechera, que se inauguró en diciembre de 1899, convirtiéndose en una de las grandes industrias de la capital del Besaya.
La Azucarera Montañesa, que así se llamaba la sociedad, contaba entre sus miembros fundadores con José María González Trevilla, entonces alcalde de Santander con diversos intereses empresariales en Torrelavega. La construcción de la fábrica fue dirigida por Talleres San Martín, con sede en la capital cántabra, suministradores de las columnas de hierro que permitieron levantar las naves y albergar las máquinas, llegadas de Alemania y Barcelona. También se construyó un gran espacio adosado, capaz de almacenar 40.000 sacos de azúcar y 4.000 toneladas de residuo de remolacha -melaza-.
El recinto fue después una industria lechera -de ahí su nombre-, que terminó comprando Sniace para almacenes a mediados del siglo pasado. En 1982 el Ayuntamiento adquirió el complejo y habilitó el pabellón principal como Feria de Muestras, hoy también desaparecida. La idea de transformar el complejo en el primer museo de Torrelavega y en un gran centro cultural para las escuelas de arte lo cambió todo. Esta primera fase ya está en marcha y finalizará en los próximos meses; la segunda, por su parte, ya ha sido adjudicada por 11,6 millones de euros.
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