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José María Gutiérrez Gutiérrez, Chema, este jueves, junto a su retrato, del pintor Eduardo Pascual. Alberto Aja
Torrelavega brinda por Chema y su legado como «referente de la ciudad»

Torrelavega brinda por Chema y su legado como «referente de la ciudad»

El pintor Eduardo Pascual obsequia con un retrato al emblemático hostelero en un sentido acto de homenaje al que han asistido amigos, clientes y representantes

Javier Gangoiti

Torrelavega

Jueves, 7 de marzo 2024, 17:20

La ciudad de Torrelavega tiene una identidad muy especial, perfilada gracias a miles de historias –muchas anónimas– detrás de un comercio, una fábrica o el nombre de una plaza. Uno de los grandes artífices de esa huella indeleble es José María Gutiérrez Gutiérrez, eternamente Chema, el hostelero que, durante más de medio siglo, ha hecho de su taberna un auténtico santuario para los vecinos de esta ciudad. Cualquiera de las decenas de personas que han acudido este jueves al acto para rendirle tributo –organizado por amigos y clientes de la taberna y conducido por la periodista y columnista de El Diario Montañés, Nieves Bolado– podrá corroborar el cariño que Torrelavega siente por 'Chemaro', un «referente que hace ciudad», que «forma parte de la iconografía de Torrelavega» y por el que sus amigos y clientes, este jueves más alto que nunca, han vuelto a brindar con un blanco en la mano.

José María Gutiérrez Gutiérrez, 'Chemaro' (de oscuro, a la derecha), toma la palabra durante el homenaje que recibió ayer a las puertas de su taberna y junto al retrato de Eduardo Pascual. Alberto Aja

Igual que ese afecto sincero, la reputación del tabernero en esta ciudad se ha demostrado este jueves más imborrable que nunca, si cabe, gracias al pintor vallisoletano –y vecino desde que su mujer, Merche, le hizo torrelaveguense hace «media vida»– Eduardo Pascual, que regaló un retrato al hostelero para rendirle homenaje. La mirada de Chema, fielmente inmortalizada en ese cuadro, también hace guardia desde este jueves en este bar fundado en 1944, un museo a cuya barra nadie va a acercarse esta tarde sin antes abrazar o estrechar la mano del protagonista.

A sus 91 años, sigue siendo ese chaval que, cuando andaba estudiando Derecho en Oviedo, cogió las riendas del bar «un ratuco» para echar una mano en el negocio familiar. Este jueves, después de tantos blancos e historias, no podía evitar emocionarse mientras sus amigos hablaban de él, primero, y cuando tomó la palabra, después. «Estoy abrumado. Este homenaje es extraordinario. Sois maravillosos. Viva Torrelavega y muchas gracias a todos. Nunca pensé que pudierais congregar a tanta gente. Siento una inmensa alegría», ha expresado.

El emblemático tabernero saludó a muchos de los amigos que se acercaron a esta sentida cita. Alberto Aja

«Una persona maravillosa»

Ha sido un un acto muy sentido, también sencillo y repleto de amigos, pero a la vez ha convocado a muchísima gente –por seguridad se cortó un tramo de la calle Julián Ceballos durante unos minutos–. Hubo canciones, brindis, risas, recuerdos... Ni siquiera los representantes de la Corporación y otras instituciones que han inundado la zona han podido desligarse de ese tono distendido.

El alcalde, Javier López Estrada, ha sido un ejemplo, hablando de sus memorias en el bar desde que era niño. «Es una persona maravillosa; tiene en la cabeza generaciones y generaciones de torrelaveguenses», terminó.

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