
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No por dejar de ser el colofón de las fiestas y adelantarse una noche –para conciliar el horario de las familias– los fuegos artificiales dejan ... de inspirar esa magia tan especial de las noches de verano. Basta mirar las caras de los niños para corroborar que su pujanza sigue intacta. Ojipláticos todos, cogidos de la mano de su madre o a hombros de su padre, alternan el respeto –y hasta el susto– de cada estallido con el capricho y el deseo de presenciar el siguiente. Algo tienen los fuegos artificiales que, años al margen, inspiran mucha emoción. Unos lo llamarán euforia; otros, nostalgia; y muchos no sabrían ni qué decir. Pero este sábado, la Avenida de Cantabria –uno de los 'balcones' predilectos de los vecinos para apreciar el 'show' pirotécnico, que se lanza desde el Bulevar Ronda– estaba a reventar de ganas de ese algo, sea lo que sea. Además da igual. Los fuegos ya hablan por todos.
Cada vez que uno de esos proyectiles ha surcado el cielo por la noche como si los ciudadanos proyectaran sus deseos y retos personales. Pasa lo mismo en Año Nuevo, por ejemplo. Vuelan y se funden en el cielo. No se sabe muy bien por qué, pero el espectáculo inspira mucha solemnidad. Será porque los niños gritaban pasmados, las parejas se cogían de la mano y los amigos apuraban el 'carrete' de las fiestas con su enésima foto de familia. En el fondo, conquistan el cielo pensando en su ciudad, en La Patrona y, sobre todo, en los suyos. Sus seres queridos.
Entre tanto, más onomatopeyas que diálogos realmente fluidos los de ayer. Pero se entienden perfectamente. «Oooh», «¡mira, Sergio, mira!», «¡ala, el verde!», «súbeme más alto, papá», «no te asustes cielo», «¿se han terminado ya?», «¡no! ¡mira, mira!»… Muchos intentaban inmortalizar la explosión en una foto; otros, la mayoría, se dedicaban un momento a sí mismos para reflexionar de sus cosas. En lo bonito, en lo incierto... En todo. ¿Cuántas veces miramos al cielo y pensamos en lo importante? Al parecer, no lo suficiente. Los fuegos artificiales siguen emocionando a cientos de personas. Este sábado, también.
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Ana del Castillo
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