Torrelavega ha destinado dos millones a cubrir pistas deportivas de la ciudad

En una comunidad con una media de 150 días de lluvia cada año, la cubrición de las pistas deportivas dentro y fuera de los colegios tiene un éxito prácticamente asegurado. La Concejalía de Obras, que dirige José Luis Urraca, se detiene mucho en el uso que recibe la del parque Manuel Barquín. Y es cierto. Todas estas actuaciones, en realidad, se han demostrado exitosas. Basta darse un paseo por Torrelavega y ver la cantidad de chavales que juegan en Pintor Varela o junto al colegio José Luis Hidalgo, por poner un ejemplo. Todas pueden considerarse 'hijas' de la cubierta de La Llama de hace décadas.

«Han dado muy buen resultado. Además, las hemos ido extendiendo por toda la ciudad para que estos espacios estén bien diseminados por el municipio», declara Urraca, antes de hacer referencia a la inversión, «importante», pero, sobre todo, al «buen retorno» que tienen estas actuaciones. «Facilitamos a la gente y a las familias de Torrelavega espacios donde pueden realizar actividades a cubierto, sin depender de si llueve o si hace demasiado sol», enfatiza.

Desde que cada una de estas pistas deportivas fue inaugurada, ese retorno está presente en la rutina y las actividades de las comunidades escolares, sino también sobre el resto de la ciudadanía y vecindarios. Sus niños, familias y vecinos en general utilizan los espacios deportivos a diario llueva o haga sol, gracias al cobijo que proporcionan estas nuevas cubiertas.

La próxima actuación de este tipo no tiene fecha, pero sí lugar concreto. El Ayuntamiento avanza que trabaja para encargar la redacción de un proyecto de obra para cubrir la pista deportiva del colegio Manuel Liaño, en la localidad de Barreda.

Aunque la idea es cubrir tantos espacios deportivos como sea posible en los colegios públicos -ese es el compromiso-, en la Concejalía de Obras dejan claro que «no siempre se puede cubrir una pista» debido a las «normas urbanísticas». Estas, explican, «definen las distancias que se han de guardar a edificios de viviendas colindantes si los hubiere en los alrededores y los consentimientos que han de conseguirse de forma preceptiva».

Las que se han realizado han pasado el filtro urbanístico, aunque algunas han dado dolores de cabeza. Que se lo digan a la comunidad del colegio Menéndez Pelayo, que vio cómo el proyecto quedaba en el aire precisamente por una cuestión de este tipo. Hace ya más de un año, a finales de 2023, una orden del Gobierno de Cantabria exigió al Consistorio la realización de nuevos estudios técnicos para garantizar la seguridad de estas labores. Estas fueron desbloqueadas y están en marcha desde diciembre -como ilustra la fotografía adjunta a esta información-, con vistas a quedar terminadas a finales de febrero.