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Casi tres años después de que las palabras 'museo del hojaldre' comenzara a figurar en los proyectos de Torrelavega, tras recibir 4 millones de ... fondos europeos para el Plan de Sostenibilidad Turística, el Ayuntamiento da el primer paso realmente efectivo en ese camino y saca a licitación la redacción de este proyecto, cincelando sobre un papel oficial -el pliego- la ubicación de la que el PRC siempre fue partidario y que, por otro lado -y como todo lo relacionado con este proyecto en general-, nunca gustó a su socio socialista en el equipo de gobierno: el edificio municipal de la plaza Baldomero Iglesias, concretamente el número 4. El ala regionalista, de la que depende la Concejalía responsable de los planes turísticos en estos momentos, logra imponer su criterio así en un asunto que, aunque pueda parecer anecdótico, venía generando muchas discrepancias y tensiones soterradas en la relación de conveniencia que mantienen ambos partidos. El PSOE, donde ayer decían no haber participado en este expediente, era partidario de destinar todo el conjunto del inmueble a oficinas municipales, reagrupando algunas de las dependencias públicas de la Administración en torno a la plaza.
Ese no será el caso finalmente, si se cumple lo marcado en el pliego publicado ayer en la plataforma de contratación y por iniciativa única de los regionalistas, como se desmarca ahora el PSOE. 'Trágalas' al margen, el pliego da pistas importantes de por dónde van de momento los planes. El Ayuntamiento va a invertir 36.300 euros en la elaboración de un proyecto para transformar el edificio en este museo, un plan de trabajo basado en la «adecuación arquitectónica y museográfica» del número 4 del edificio de Baldomero Iglesias y que preservará siempre eso sí las «características arquitectónicas del inmueble, su forma de ocupación del espacio y demás rasgos que contribuyen a singularizarlo como elemento relevante del patrimonio edificado de la ciudad». Además, la empresa adjudicataria deberá trabajar en el diseño de «una imagen corporativa» y «el desarrollo gráfico de cartelería».
La conservación del ADN del edificio desde el punto de vista arquitectónico es solo una de las condiciones fijadas al contratista. Su proyecto deberá también dar la talla en dos aspectos: en términos de divulgación, dando a conocer «la historia del hojaldre de Torrelavega y su relevancia en la ciudad»; y en turísticos, creando «un itinerario que atraiga a los visitantes a conocer la historia del hojaldre de Torrelavega, así como a la elaboración 'in situ' del hojaldre». En esta ruta, según se añade en el pliego de condiciones, los visitantes y vecinos deberán ser capaces de «ver» y, lo más importante, «participar en la elaboración del hojaldre en las diferentes fases de su proceso de producción».
Un proyecto de adecuación del edificio, una ruta del hojaldre, un logotipo propio para el museo... Todo esto y más será elaborado en el plazo de tres meses desde la fecha de finalización de ofertas y la adjudicación de estos planes, consolidando así una iniciativa patrocinada abiertamente sólo por el regionalismo y que hasta ayer se cocinaba a fuego lento. Las declaraciones públicas sobre el tema, aunque no muy habituales, han sido contundentes. Y la última vez que llegaron fue el último día de La Patrona, durante la celebración del Gran Capítulo del Hojaldre.
Aquel día, no fue el concejal que impulsa el Plan Turístico, Jesús Sánchez, ni el alcalde, Javier López Estrada, sino el diputado y Gran Maestre de la Cofradía, Javier López Marcano, el que habló de forma más contundente. «Que a nadie se le escape que, en el Plan de Sostenibilidad Turística, una de las actuaciones más importantes es la del museo del hojaldre. El futuro pasa por ahí. Pasa por el mantenimiento de nuestro tejido pastelero e industrial. Pasa por la renovación y pasa por que ese arte y magisterio de nuestros pasteleros se siga renovando y manteniendo», señaló.
Medio año después, ya está en el horno el proyecto del museo del hojaldre, un espacio que sus partidarios reivindican como un signo de identidad, orgullo y legado pastelero y que otros, por su parte, reducen a «chiringuito» para «colocar a afines».
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