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Después de varios años de espera, el Ayuntamiento de Torrelavega ha sacado a licitación la primera fase de las obras de reforma integral del Parque Manuel Barquín, el más emblemático de la ciudad. Los trabajos consistirán básicamente en la poda o tala de 223 árboles, con el fin de mejorar la seguridad en la zona verde. El presupuesto es de 81.846 euros y el plazo de ejecución de tres meses. Las empresas interesadas pueden presentar sus ofertas hasta el 13 de enero.
El Consistorio presentó el proyecto de reforma integral hace dos años, coincidiendo con el 75 aniversario de la compra de fincas para hacer realidad el parque, pero su ejecución se ha ido dilatando por su elevado presupuesto (cinco millones) y, al final, se decidió rebajar las expectativas y actuar por fases. El Manuel Barquín está ubicado en pleno casco urbano, ocupa una superficie de 20.000 metros cuadrados y no solo dispone de una gran cantidad de árboles, sino también de una rica variedad faunística.
Con la intervención que ahora ha salido a concurso público se pretende acondicionar y mejorar el estado del arbolado para aumentar la seguridad de los usuarios, evitando posibles desprendimientos de ramas o de ejemplares en mal estado. El proyecto recoge la descripción y estudios necesarios para desarrollar la solución más idónea que satisfaga las necesidades funcionales, estéticas, económicas y ambientales requeridas por la zona verde.
Las actuaciones previstas en el arbolado se van a distribuir en podas, talas o apeos y destoconados. Las primeras van a consistir en la eliminación selectiva de partes de un total de 154 ejemplares, como ramas, hojas o brotes, con el propósito de mejorar la salud, forma y productividad de los mismos. Dentro de las podas, que incluyen los árboles en general y las palmeras en particular, se distinguen varias tipologías según los métodos de ejecución, dependientes en gran medida de la altura y morfología de cada ejemplar: poda simple para los árboles más pequeños, con cesta para los de tamaño intermedio (a realizar con maquinaria elevadora) y con trepa para los ejemplares más altos (se utilizarán cuerdas, arneses y espuelas).
Respecto a las talas o apeos, que serán 69, cabe resaltar que los ejemplares se cortarán por la base para derribarlos y también podrán ser simples (mediante motosierra); con cesta, utilizando maquinaria elevadora para que los troncos sean más pequeños y no causen destrozos al caer al suelo, o con trepa, para árboles de gran porte y mediante la utilización de cuerdas y arneses. En todos los casos, se llevarán a cabo labores de reposición de césped o pavimentos, así como la extracción de los tocones, tanto de la tala actual como de otras realizadas anteriormente.
El naturalista local Jesús García recordaba en las páginas de El Diario Montañés hace dos años, que el espacio que ahora ocupa el Manuel Barquín era una hondonada a la que se llamaba 'Pozo hundido', una zona húmeda que se rellenaba con escombros y a la que iban a parar las aguas del entorno, especialmente los acuíferos que hay en los terrenos que luego ocuparon la Granja Poch y el Mercado Nacional de Ganados. Tras la Guerra Civil y la continuación del crecimiento de la ciudad con la construcción de nuevos barrios, en 1947 surgió la iniciativa del entonces alcalde, Manuel Barquín Agüero, de construir el parque aprovechando los árboles ya plantados de forma irregular para estabilizar y desecar el terreno.
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