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El Ayuntamiento de Torrelavega acaba de anunciar de nuevo la licitación de la segunda y última fase de la obra para convertir la antigua fábrica de La Lechera en un gran centro cultural de referencia regional. Es el concurso público de mayor cuantía en ... la historia del Consistorio: 11,8 millones de euros. Las empresas interesadas pueden presentar sus ofertas hasta el próximo 9 de diciembre.
El ambicioso proyecto quedó bloqueado este verano al resultar desierta la primera licitación porque la primera fase de los trabajos y la segunda y última se van a solapar más tiempo del previsto inicialmente, debido a diversas modificaciones y retrasos en los primeros meses de las obras, iniciadas en junio de 2023. Las empresas adjudicatarias, Fernández Rosillo y Roterama, renunciaron a formalizar el contrato por los sobrecostes, valorados finalmente en 1,1 millones.
Según el convenio firmado por el Gobierno de Cantabria y el Consistorio para financiar los trabajos, el Ejecutivo regional aportará el dinero que no consiga el Ayuntamiento a través de subvenciones. Hasta el momento, cuenta con una ayuda estatal de 2,2 millones concedida a través del Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos. Dado que la segunda y última fase de la obra tiene un plazo de ejecución de 16 meses y la fecha límite para terminar los trabajos es el 31 de marzo de 2026, el proceso de licitación se está agilizando con el fin de no perder la citada subvención.
Después de unas semanas de incertidumbre tras quedar desierta la primera licitación, el Gobierno de Cantabria acordó con el Consistorio aportar el dinero del referido sobrecoste, iniciándose de nuevo el proceso para sacar a concurso público la obra, destinada principalmente a habilitar las sedes de las escuelas municipales (folclore, música, circo, arte...), ahora dispersas por la ciudad.
La Corporación aprobó el pasado martes, en una sesión plenaria ordinaria, tanto el proyecto para realizar la obra, como el pliego de condiciones del contrato y el procedimiento de adjudicación. Todos los concejales votaron a favor, menos los dos de Vox, que se abstuvieron.
La primera fase de los trabajos, destinada básicamente a habilitar la sede del conjunto de obras de arte contemporáneo del Gobierno de Cantabria, denominada Colección Norte, fue licitada por la Sociedad Regional de Cultura y Deporte. La obra se adjudicó a la empresa SIEC en 4,3 millones y su ejecución se inició el 23 de junio del año pasado. No obstante, a consecuencia de «cuestiones técnicas» no previstas en el proyecto, este tuvo que ser modificado, cambios que fueron tenidos en cuenta a la hora de redactar el proyecto de la segunda y última fase.
Tanto el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, como el primer teniente de alcalde, José Luis Urraca, se han referido al proyecto de La Lechera como una obra «fundamental» que va a suponer una «gran transformación» del edificio, declarado Bien de Interés Cultural, en un «gran centro de las artes y la cultura». Según han afirmado, será uno de los inmuebles culturales «más importantes de Cantabria».
El pasado 23 de octubre, el consejero de Cultura, Luis Martínez Abad, anunció junto a López Estrada y Urraca, la creación de una comisión mixta para «analizar, detallar y construir» la futura gestión del edificio de La Lechera, con el fin de «sacar de él todo el talento que queremos». Perfilar el futuro del recinto también es una misión compartida.
El Ayuntamiento de Torrelavega ha tenido que vallar por segunda vez el entorno de la centenaria y emblemática chimenea de La Lechera por posibles desprendimientos. Una de las abrazaderas de hierro que refuerzan la parte superior de la gran estructura, de 50 metros de altura, se ha roto y amenaza con precipitarse sobre el aparcamiento situado entre La Lechera y el Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), ahora cerrado provisionalmente.
Un hecho similar tuvo lugar en la primavera de 2018, cuando los restos de otra abrazadera golpeaban el pararrayos de la chimenea cuando hacía viento y amenazaban con caerse sobre el suelo, lo mismo que había ocurrido con cascotes que se desprendían de los ladrillos con que está hecha la estructura, debido a la falta de mantenimiento. Los trabajadores del CIMA habían dejado de aparcar en las inmediaciones por temor a ser golpeados, tanto ellos como sus vehículos, y cada vez que se organizaba algún evento en La Lechera se vallaba el entorno por precaución.
Los intentos para resolver el problema habían resultado fallidos. La escala de los bomberos se quedaba corta y la ayuda que se pidió a la Unidad Militar de Emergencias (UME), aprovechando que había fijado su sede en La Lechera durante unas maniobras, tampoco tuvieron éxito. Finalmente, una empresa especializada en trabajos en altura fue la encargada de sanear la estructura para evitar los desprendimientos, principalmente cascotes.
El concejal de Seguridad, Pedro Pérez Noriega, afirma que ahora se afrontará el problema aprovechando la segunda y última fase de la obra para convertir La Lechera en un gran centro cultural, trabajos que está previsto iniciar en los próximos meses. Lo que no está claro es si la rehabilitación de la chimenea se hará durante esa obra o mediante su inclusión en el Plan de Sostenibilidad Turística del municipio, como ha solicitado el concejal del área, Jesús Sánchez.
Mientras tanto, el director del CIMA, Patricio Martínez, ha logrado que al menos el Consistorio libere las aceras que permiten el acceso al edificio por la entrada principal, dado que el vallado provisional del aparcamiento las había anulado.
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