Torrelavega mantiene las terrazas covid tras un año sin la mascarilla obligatoria

Y todo tras doce meses asegurando lo contrario: la vuelta «inmediata» al 'statu quo' original. Aquel decreto que la Concejalía de Seguridad, Economía y Hacienda venía anunciando desde entonces, orientado a «complicar lo menos posible» la vida de los hosteleros, sigue esperando en el horno de la Administración. Entre tanto, los debates sobre la ocupación del espacio público, la pujanza del consumo al aire libre o la accesibilidad en la ciudad siguen marcando el tono de un mandato que afecta a cerca de 200 establecimientos en la capital del Besaya.

Desde que la mascarilla obligatoria pasó a la historia, el debate sobre las terrazas ha ido sumando cada vez más voces. A un lado están los propios empresarios, convencidos del uso que reciben estas mesas y el cambio en los hábitos de consumo a través de su agrupación sectorial más importante (AEHC); al otro, los peatones, indignados por lo que considera una invasión que, en los últimos meses, también han denunciado grupos como ACPT o, fuera de la Corporación, la Mesa de Movilidad del Besaya. «¿Qué pasa con las terrazas?», le preguntaban los asamblearios al alcalde, hace unos meses en el Pleno municipal; «es una violación sistemática de la ordenanza municipal de terrazas de ciudad», definen los últimos.

Desde entonces, la entidad que dirige Javier Polanco viene señalando hasta «16 infracciones flagrantes de la ordenanza» a costa de estos metros de más. Terrazas que dificultan el tránsito peatonal o el acceso a hogares y comerciantes, las que obstaculizan a los servicios de emergencia, las que generan inseguridad vial porque taponan la visibilidad de los pasos peatonales... La Mesa de Movilidad ve todo tipo de obstáculos. Y de hecho ya exigió a la Policía Local que ponga freno a lo que considera una «abusiva proliferación de mesas y sillas acaparando las calles».

La descongelación de la normativa covid, una excepcionalidad que, mal que bien, ayudó a muchos locales a sobreponerse a la odisea económica que supuso la crisis sanitaria, está reglada con números y medidas realmente exactas. Para cumplirlas, basta con conocer el 'epígrafe' que ocupa cada hostelero -o mejor dicho, su terraza- en el criterio del Ayuntamiento. A sus ojos, existen dos grandes tipos de usos al aire libre: aquellas que crecieron a lo ancho, siempre con permiso de los edificios colindantes; y las que se dispersaron a lo largo, nunca sobrepasando más del 50% de la calle y dejando 1,80 metros al tránsito de peatones.