Torrelavega pide paso como nuevo destino turístico en Cantabria

Torrelavega se niega a seguir asistiendo a la fiesta de la 'Cantabria Infinita' desde la grada. De hecho, está elaborando una estrategia a medida para venderse fuera y situar sus virtudes en el mapa. Esa misión se llama Plan de Sostenibilidad Turística y, aunque se replica en otros municipios, es aquí, en la segunda ciudad de la región, donde este órdago de 4 millones de euros financiado por los fondos europeos asume uno de sus desafíos más interesantes. Torrelavega, esa urbe industrial venida a menos, herida y eclipsada por las estrellas que tiene alrededor, ¿no es también un destino turístico?

El Ayuntamiento cree que sí y, para demostrarlo, está empezando a elaborar un plan –'#Torrelavega 4.0 hacia el 035'– plagado de propuestas para poner toda la carne en el asador y atraer a visitantes:desde la construcción de un museo del hojaldre por medio millón de euros, un circuito de mountain bike de 300.000 y la movilidad sostenible hasta el patrimonio natural, inmaterial y arquitectónico de la ciudad.

Y hablando de movilidad y patrimonio. Todas estas propuestas guardan coherencia y se complementan con dos de los envites más citados de los últimos tiempos: desde el Plan Estratégico de la Bicicleta, aprobado por la Corporación el año pasado y llamado a colocar a Torrelavega en el mapa del turismo cicloturista; hasta la transformación de La Lechera a cargo de la Consejería de Cultura, que promete la inauguración del primer museo de la ciudad el verano que viene. Hay varias iniciativas acopladas en el mismo objetivo común. Para muestra, el proyecto de señalización turística que el Ayuntamiento acaba de sacar a licitación por 169.321 euros y en el marco del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

Esa fijación por la movilidad, el deporte, la cultura y los esfuerzos por mejorar el acceso a la ciudad –una de las grandes demandas de las pymes junto a la dinamización de las calles– vertebran el empeño del Consistorio por relanzar el turismo, un sector que jamás estuvo entre las prioridades del municipio y menos aún cuando la buena salud del comercio o la industria lo situaban como una referencia económica en la región. Ahora que el escenario es tan distinto y algunos signos de declive son evidentes –cierre de Sniace, caída de persianas y desplome demográfico mediante–, la ciudad no puede permitirse el lujo de prescindir de este nicho.

Datos del año pasado

Por eso, datos de la Oficina de Turismo como los siguientes empiezan a cobrar más importancia que nunca. Torrelavega recibió 8.102 visitantes el año pasado, un balance nutrido fundamentalmente por el mercado nacional: 7.588 de ellos (94%) llegaron, sobre todo, desde Cantabria(4.782), Madrid (664), Castilla y León(330), Cataluña (310) o País Vasco (298), por mencionar las comunidades más seducidas. ¿Qué hay del 6% restante? Esa minoría es la que compone el público extranjero, 514 personas que, el año pasado –y sobre todo en julio y agosto, de largo los meses más boyantes–, llegaron desde Francia (211), Reino Unido (69), Alemania (52), Argentina (35) e Italia (30), sobre todo.

Mas allá de la dudosa comparativa con 2021, que estuvo marcado íntegramente por la pandemia y arrojó prácticamente la mitad de invitados (4.493), la Oficina de Turismo ofrece datos interesantes de los que los políticos puede tomar nota. Los visitantes preguntan, en su mayoría, por eventos, información local, el mapa de toda Cantabria, municipios de la comarca, transportes, instalaciones de Cantur, por Santander, las cuevas o propuestas de cicloturismo o senderismo. Y hablando de esto último:Torrelavega atrajo, al menos, a 37 peregrinos el año pasado.