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Seguro que muchos tienen en la cabeza la imagen de los equipos de Fórmula 1 metidos en el garaje –o el 'box', ya puestos– comprobando los últimos detalles, hablando con el piloto y poniendo el bólido a punto para la salida. Pues creerán que es ... una exageración, pero la concentración, el rigor y hasta las mejoras que trajeron consigo los institutos que participan en la prueba torrelaveguense del circuito de coches eléctricos y 100% ecológicos 'Greenpower-Bridgestone' no quedan tan lejos.
Convertidos en escuderías, estos catorce colectivos y centros escolares de Cantabria –uno de ellos el Instituto de Educación Secundaria (IES) Miguel Herrero de Torrelavega– y el norte de España vienen traduciendo cerca de nueve meses de estudio, trabajo y muchas horas, desde que empezó el curso, en un sofisticado automóvil 'verde' con el que competir y ganar en esta prueba a lo largo de la Avenida de España, un examen a las competencias adquiridas convertido en una prueba de velocidad llena de adelantamientos, rebufos y espectadores girando la cabeza al otro lado de la valla. Y hablando de ganar. Fue uno de los participantes cántabros, el Team Cantabria Montesclaros –en representación del IES Monstesclaros de Reinosa– el que se impuso al resto de equipos en las dos categorías del evento, F24 y F24+. Además, en está última, los laredanos del Team Cantabria Fuente Fresnedo quedaron en segundo lugar.
La seriedad y las ganas de competir por parte de todos era evidente desde el principio. Por traer, alguno trajo hasta un sistema de radio implementado en el vehículo para entablar comunicación fluida con su piloto durante los 90 minutos de competición, al más puro estilo de las carreras de la tele. «El viernes estuve trabajando en el coche hasta las diez de la noche», declaraba Cristian Aboy, alumno precisamente del Instituto de Educación Secundaria (IES) Fuente Fresnedo de Laredo y, este domingo, no sólo un aficionado a las carreras de Fórmula 1 sino el 'jefe de equipo' de su centro en esta prueba impulsada por la Fundación Alfonso Líbano Firestone y en la que también dan su apoyo el Ayuntamiento y el Gobierno regional.
A su lado, sus compañeros y hoy pilotos Marcos Ruiz y Rodrigo Hontalvilla iban colocándose el casco, igual que toda una parrilla de conductores preparada para ganar o, al menos, irse con un podio de vuelta a casa. Tres de ellos, los de casa y del IES Miguel Herrero, son Gabriela Arpide, Adrián López e Iker Abascal: «Es la primera vez que vamos a pilotar», «algo de nervios hay», «las entradas de aire las tuve que repetir dos veces», «el resultado ha valido la pena», alternaban en su 'garaje', improvisado en la calle Maestros Mediavilla.
Aquí, todos estos chavales con fuerte vocación hacia la mecánica fueron calentando motores y culminando el trabajo que vienen desarrollando desde inicios de curso. Alguna se acordaba. «Cuando nos dijeron que íbamos a conducir un coche eléctrico me quedé…», rememoraba Alexandra San Millán, otra alumna y piloto por parte del IES Montesclaros que, como su homólogo Mario Suliciu, sueña con trabajar en el sector de la mecánica y la competición. «Esta iniciativa está genial para motivar y aprender», decía ella, antes de proclamarse campeona de la jornada junto a sus compañeros.
Aprender está bien. Y, si se gana, mejor. «Ese es el objetivo», se proponía Mohamed Ben Brahim, del Centro Integrado Formación Profesional (CIFP) San Jorge de Santurce (Vizcaya) y preparado para ponerse el buzo antes de montar en su 'bala' de acero. Al igual que el de todos sus rivales, el bólido habría sido imposible de construir sin la ayuda de profesores como Igor Arrizabalaga y Ángel Arribas. «La fiabilidad, la resistencia y el consumo de batería son fundamentales», priorizaba el primero; «también el diseño y todas las mediciones», complementaba el segundo.
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Esa es la gran virtud de esta iniciativa a la que concurren cientos de estudiantes de España a lo largo del circuito nacional –el último 'gran premio' se disputó en Bilbao, en abril–: fomentar la movilidad sostenible y las habilidades STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre jóvenes de 9 a 25 años. Lo demás, un futuro como mecánico, carrocero o ingeniero dentro del sector, viene rodado. «Hay que fijarse en la parte técnica y para nosotros es algo muy bueno», compartían Guillermo Conde y Finley Isasi, piloto y compañero de proyecto en el Centro de Formación Profesional en Galdácano (Vizcaya), FP Andra Mari.
Todos ellos medirían su aprendizaje y sus habilidades durante dos carreras desarrolladas en pleno centro de la ciudad, al que se acercaron decenas de vecinos durante la mañana y primeras horas de la tarde –incluida la consejera de Educación, Marina Lombó–. Entre tanto, la cita realizó una campaña de concienciación sobre seguridad vial y la importancia de mantener comportamientos responsables en las carreteras. Esa es otra idea que ya subrayó el concejal de Deportes, Nacho González, convencido de la utilidad de esta iniciativa y el carácter fundamental de toda la formación que reciben los jóvenes durante la misma: «El trabajo en equipo, la formación, la sostenibilidad y la ecología».
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