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El Ayuntamiento de Torrelavega ha reanudado la reforma para convertir la antigua casa de los maestros de Sierrapando en un centro cívico para la localidad, una obra valorada en 361.790 euros y adjudicada por segunda vez tras la fuga de la empresa que ... se hizo cargo de estas labores en un principio –Cys Conezta– hace ocho meses, en noviembre de 2022. Ahora es la firma Llorente Electricidad la que se hará cargo de terminar el edificio, una promesa electoral desde hace una década que, desde tiempos de Ildefonso Calderón en la Alcaldía, promete una instalación pública para los vecinos no sólo a disposición de la comunidad educativa del Colegio Pancho Cossío sino de toda la localidad.
Ahora empiezan cuatro meses de obras, lo que significa que, aunque con menor impacto que el año pasado –«mínimo», según el Ayuntamiento, porque la parte mollar de la obra ya fue terminada por la primera adjudicataria–, el Pancho Cossío inaugurará otro curso académico con los trabajos frente a la puerta del colegio. Su directora, Macarena Pareja, y también el presidente del Ampa, Íñigo Uriarte, visitaron la reanudación de las labores la semana pasada junto al alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada.
La visita de los responsables del centro y el primer edil a la zona de las obras, que avanzan con «normalidad», según este, abre un nuevo capítulo en la historia de esta rehabilitación. Si todo va bien, en cuatro meses Sierrapando estrenará un centro cívico de tres plantas con ascensor, salas polivalentes, biblioteca, un salón de actos y más estancias para los residentes.
López Estrada fue uno de los responsables que, junto al entonces edil de Obras, José Manuel Cruz Viadero, se vio obligado a resolver el contrato anterior hace ocho meses y encargar un nuevo proyecto para culminar lo que Cys Conezta dejó sin terminar. La huida de la compañía fue el colmo y el peor broche para la cadena de despropósitos y promesas que el proyecto venía padeciendo desde hacía años. Promesas sin cumplir, contratos desiertos, crisis de materiales... En diciembre, algunos vecinos llegaron a concentrarse ante la «chapuza».
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