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El Ayuntamiento de Torrelavega no va a implantar la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) este lunes 1 de enero. En su lugar, revivirá la recta final del año pasado y, como otros municipios, se dará más tiempo y empezará a aplicar su particular veto a ... los coches contaminantes dentro de varios meses. ¿Cuándo? No hay fecha sobre la mesa. La había, el 1 de enero –como hace un año, hasta que muchos municipios de toda España pidieron una moratoria–, pero Torrelavega la volverá a incumplir. Y todo porque el Consistorio sigue trabajando en la ordenanza reguladora de esta restricción, el manual de instrucciones municipal para que, aún siguiendo las directrices europeas, en la capital del Besaya se pueda aplicar una ZBE lo menos lesiva posible para los conductores y negocios –algunos de los cuales se han mostrado muy preocupados por esta medida sin precedentes en los últimos meses–. El miedo a la Zona de Bajas Emisiones se eterniza mientras esta sigue sin llegar.
La Concejalía de Movilidad usa la palabra «segura» para referirse a la naturaleza de esa normativa en la que está trabajando. Y lo dice, entre otras cosas, porque librará del 'prohibido el paso' a los residentes y a los comerciantes afincados en la zona, a los proveedores y a los profesionales públicos –policías, limpieza, etc.–. La ordenanza también eximirá a todos aquellos ciudadanos que acuden a Torrelavega para asistir o trasladar a un familiar dependiente de forma muy habitual. Para todos ellos el Ayuntamiento expedirá «permisos» especiales, según avanza la jefa del departamento, Jezabel Tazón:«No tienen por qué preocuparse. Van a poder circular como hasta ahora. No podemos obligar a la gente a cambiar de vehículo».
La Concejalía asegura que los vecinos que viven en el área afectada podrán circular como hasta ahora
El Ayuntamiento promete eximir del veto a los familiares que atienden a una persona dependiente
La ZBE estará delimitada por las calles José María de Pereda, Julián Ceballos, La Llama y Julián Urbina
Además, la Administración municipal sigue inmersa en el proceso de licitación de la red de control, la tecnología que hará funcionar una Zona de Bajas Emisiones que, entre tanto, a pie de calle, nadie salvo algunos colectivos especialmente sensibilizados con el medio ambiente parece echar demasiado de menos.
Opiniones al margen, la ZBE tardará todavía un poco más en llegar. «No vamos a hacerlo mal. Vale más que lo hagamos con seguridad», declara Tazón, antes de aludir a la «complejidad» de los detalles para explicar este atasco en la tramitación y reconocer que, de haber podido, su departamento la habría implantado antes. «La sacaremos cuanto antes podamos. Se trata de cumplir la Ley».
Como jefa de esta medida en Torrelavega, Tazón encarna desde que empezó la legislatura a la parte más convencida de esa medida en el equipo de gobierno (PRC-PSOE), aunque es consciente del miedo que esta genera tanto entre los vecinos como entre los comerciantes. Para muchos en ese sector, la ZBE es como la gota que colma el vaso.
Basta darse una vuelta por la ciudad y no sólo por el casco urbano o la zona directamente incluida dentro de esta 'área limpia' para corroborar esa tesis. Los escaparates de los pequeños y medianos negocios de Torrelavega están empapelados con carteles al respecto. «Salvemos Torrelavega. Una mala ZBE nos arruinará», rezan esos anuncios, distribuidos por la plataforma de comerciantes 'Salvar Torrelavega de una ZBE ruinosa'. La propuesta de este colectivo –que dirige el empresario Ángel Herreros– es mucho más pequeña que los 200.000 metros cuadrados que propone el Consistorio, delimitados por las calles José María de Pereda, Julián Ceballos, La Llama y Julián Urbina.
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