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Lo más cerca que ha estado Torrelavega de bajar de los 50.000 habitantes fue en 2022, con 51.142. Aquella situación límite arrojó ... dos grandes lecturas: una, el riesgo claro de caer por ese precipicio demográfico, con la consiguiente pérdida de servicios (Policía, concejales de la Corporación, etc.) y financiación; y otra, que la pandemia torpedeó por completo cualquier atisbo de mejora en los datos del padrón, con un censo que, tras sumar 103 nombres de 2019 a 2020, volvió a sufrir un goteo tanto en 2021 como 2022 por culpa del covid. Esa herida está cerrada y, lo más importante, empieza a sanar. Así lo reflejan los datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane), que arrojan una población de 51.361 torrelaveguenses el año pasado, esto es, 219 más que el anterior. La llegada de esos más de doscientos hombres y mujeres tampoco es una cuestión baladí; al contrario, supone el crecimiento más grande del padrón en dieciséis años, desde que, en plena calma antes de la tempestad, la crisis económica, en 2008, y tras un 2007 con 55.418 habitantes, la capital del Besaya pasará a enumerar 55.910 -esto es, 492 más de un año a otro-.
Basta echar un vistazo al histórico de datos del Icane para corroborar lo pronunciada que ha sido la cuesta abajo en las últimas décadas, sobre todo después del estallido de la burbuja y la crisis a finales de la primera década de los 2000. Han pasado veintiocho años desde que Torrelavega tiene 58.196 habitantes, como en 1996; veinticuatro desde que son 56.189, como en 2000; y únicamente catorce desde aquellos 55.888, en 2010. Hoy son una auténtica quimera.
Y es que el padrón ha perdido cuatro mil vecinos únicamente desde esa última fecha, por culpa de un encadenamiento de crisis letal para las expectativas de los vecinos. Cabe mencionar de forma especial aquí a muchos inmigrantes, que juegan un papel fundamental en la natalidad y cuya marcha a sus países de origen se notó tanto en la anterior década como en los años del covid.
Este paréntesis de recesiones, debacles inmobiliarias y problemas en la economía se tradujo en una caída sostenida y sin frenos -salvando contadas excepciones- en los últimos años. El dato de 2023 es relevante porque supone el primer repunte de población después de la pandemia y el segundo en quince años.
Y, aunque es pronto para saber si el dato del año que viene mantendrá la tendencia, el alcalde, Javier López Estrada, asegura estar ante un hito claro en la demografía de la ciudad. «Hemos conseguido revertir una situación que nos llevaba al abismo. Hemos vuelto a convertir a Torrelavega en una ciudad en la que la gente puede y quiere vivir», celebra, antes de atribuir este repunte a la recompensa de «muchos años de trabajo». Para el regidor, los más de doscientos nuevos vecinos que figuran en ese nuevo dato de 51.361 habitantes -27.165 mujeres y 24.196 hombres- responden a la política en la que el equipo de gobierno (PRC-PSOE) viene haciendo hincapié desde hace dos legislaturas.
Esta responsabilidad, aunque transversal, desde 2019 está liderada y atendida de forma especial en una concejalía, Dinamización Poblacional, que dirige el también responsable de Desarrollo Local, Empleo, Estrategia, Tics y Comunicación, Jesús Sánchez (PRC). Algunas de las acciones que se han planteado desde aquí son la tarjeta ciudadana, la campaña '#torrelaveganízate' o la creación de un censo de locales vacíos, para facilitar su alquiler o venta en el futuro.
Locales al margen, en el Consistorio no ocultan que uno de los grandes 'debes' del municipio de cara a su crecimiento es la oferta inmobiliaria, a día de hoy exigua para una ciudad de más de 50.000 habitantes. La principal baza y que está actualmente en desarrollo dentro de este ámbito es el polígono 2 del Plan Parcial El Valle, con cerca de medio millar de viviendas proyectadas entre Sierrapando y Tanos.
Otro dato interesante y que puede estar estrechamente ligado a la salud demográfica y económica es la de las transacciones inmobiliarias de vivienda. Las noticias también son buenas aquí, según los datos disponibles hasta 2022. En este último curso, las cifras del Ministerio de Transportes apuntan a 618 operaciones de este tipo en la capital del Besaya, esto es, 36 más que en 2021, 205 más que en 2020 y hasta 325 más que las 293 de 2012. La ciudad recupera así cifras más propias de los años anteriores a la crisis -cerca del millar entre 2004 y 2006- que a las de la última década.
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