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El accidente que sobresaltó el centro de Torrelavega el miércoles, tras la muerte por atropello de una perra en un paso de peatones sigue dejando secuelas. El propietario de la mascota, Miguel Ángel Cieza, estudia acciones legales contra el Ayuntamiento tras conocer el informe policial. «Me tratan como a un terrorista cuando resulta que matan a mi perra y casi me atropellan a mí», afirma. El suceso provocó una trifulca y retenciones de tráfico durante una hora.
El informe señala que agentes de la Policía Local y la Nacional se personaron en el lugar del accidente, en la confluencia de las calles Augusto González Linares y Avenida de España, en torno a las 12.20 horas. El conductor del vehículo dijo que había atropellado a un perro suelto cuando cruzaba el paso de cebra. Su dueño iba «unos metros por detrás». La mascota murió y su propietario «comenzó a dar puñetazos al coche y a intentar agredir al conductor».
Los agentes aseguran que Miguel Ángel se encontraba en un «gran estado de nerviosismo» y que solicitó una ambulancia que después rechazó. También afirman que «insultó y despreció» a los policías «entre gritos y sollozos». «En un momento dado -añade el informe-, recogió a su perro y se marchó corriendo hasta su vehículo, estacionado en General Castañeda -una calle próxima-». Dos ciudadanos requirieron la presencia de la Policía poco después, porque «al iniciar la circulación casi atropella a dos personas a gran velocidad». Los agentes le interceptaron en la Avenida de España y le dejaron seguir circulando tras aportar la documentación.
Miguel Ángel discrepa abiertamente sobre lo ocurrido: «Yo estaba cruzando el paso de peatones con la perra amarrada. El coche aceleró y atropelló a la perra, que murió a mis pies. Y en ningún momento insulté a los policías. Yo estaba sentando en el suelo y uno me preguntó si llevaba la perra atada y le mostré cómo llevaba la correa puesta».
«Y cuando otro policía me detuvo después -añade-, me dijo que aparcara y le dije que no porque tenía que enterrar a mi mascota. Después me pidió que parara el motor y le entregara la documentación. Eso hice y me dejó marchar. En ningún caso intenté atropellar a nadie; si lo hago termino engrilletado. No sé de dónde sacan eso».
Miguel Ángel sí reconoce que se mostró agresivo con el conductor, pero afirma que lo hizo porque «intentaba darse a la fuga». «Menos mal que había mucha circulación -explica- y le pude alcanzar, pero el tío ni siquiera intentó parar para ver qué había ocurrido. ¿Qué iba a hacer?, ¿quedarme parado mirando? Yo no le di puñetazos y él si me dio dos patadas».
El dueño de la mascota está en contacto con su abogado porque quiere presentar una denuncia. «Soy la víctima, el que ha perdido el perro, el que casi es atropellado en un paso de peatones y resulta que parece que soy un etarra», afirma Miguel Ángel, que ha enterrado en un terreno de su propiedad a 'Nola', su perra, que «era cruzada, pesaba seis kilos y tenía siete años».
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