Tres meses para no perder un dineral

Sus operarios asumen la ardua tarea de terminar todo el inmueble no en tres meses, sino en algo más de dos. Así lo prevé el concejal de Economía y Hacienda, Pedro Pérez Noriega: la obra empezará a finales de octubre. O, dicho de otra forma: la empresa trabajará contra reloj.

Lo único que a Fernández Rosillo no debe preocupar para alcanzar esa meta es lo que ya está ejecutado. La obra lleva parada en la misma casilla meses. Y si residen en el barrio Pablo Garnica o pasan por allí con frecuencia, conocen la estampa más que de sobra. Ascán dejó terminada la fase estructural del edificio, cinco plantas que, en cuestión de unas semanas, empezarán a adecuarse para cobijar el espacio moderno y 100% equipado que prometía el proyecto de ejecución hace dos años.

Ese documento contempla un centro de acogida para personas sin hogar ambicioso y preparado para ofrecer un servicio de calidad a todas las personas que acudan a sus instalaciones.

El Hogar del Transeúnte podrá ejercer esa labor a través de tres facetas claramente diferenciadas: un centro cívico, un albergue y zonas de alojamiento temporal. Y tendrá casi de todo: cocina, despacho, archivo, lavandería, recepción, salón, comedor, zonas comunes... El objetivo: dar relevo a las monjas franciscanas y, con ello, garantizar la continuidad de un servicio que, desde 1985 hasta 2019, venía ofreciendo la orden religiosa en ese mismo solar.

El futuro de los más de 800.000 euros en fondos europeos es incierto, pero también el modelo y la titularidad concreta del servicio que ofrecerá Torrelavega a las personas sin hogar de aquí a cuando el Hogar del Transeúnte esté listo para funcionar. El centro de acogida podría ser público, privado, concertado o terminar gestionado por una ONG. Mientras tanto, y hablando de entidades sin ánimo de lucro, el servicio de atención a las personas más vulnerables y sin un techo donde dormir lo presta Cruz Roja. Y tienen trabajo. Solo en 2022, la organización atendió a 390 personas sin hogar.

Dos años después de plasmarse sobre el papel y adjudicarse por primera vez, la construcción de este nuevo hogar de acogida ha pasado de ser una iniciativa ilusionante a un verdadero dolor de cabeza para el Ayuntamiento de Torrelavega. Pero, ¿cómo ha llegado el Consistorio a esta situación 'in extremis'? La crisis de los materiales y la inflación que, desde hace meses, afecta a todas las administraciones tiene la culpa. Se demostró letal para la ejecución de estos deberes y el desarrollo liso del convenio suscrito entre el municipio y la primera empresa que asumió la ejecución: Ascán.

Ambas terminaron en un callejón sin salida: la firma no pudo asumir los gastos ni llevarla a cabo porque iba a perder dinero debido a la subida de precios; el Consistorio, por su parte, tampoco pudo modificar el contrato para actualizar los costes sin incurrir en una suerte de enriquecimiento ilícito. Solución: acuerdo amistoso y rescisión del pacto. Aquello fue en agosto; hoy, el reloj sigue corriendo y el Hogar del Transeúnte arroja la misma imagen inerte. Mientras, el Ayuntamiento viene tratando de rascar días y tramitar la contratación del equipamiento.