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De aquí a diciembre, habrá que llegar muy temprano a Torrelavega o directamente tener mucha suerte para dar con una plaza libre en La Carmencita. Estacionar aquí cotiza más alto que nunca –y ya era 'caro' antes–, una semana después del inicio de la ... obra del aparcamiento en altura; y es que de las 359 plazas que había, llenas a diario, queda disponible únicamente medio centenar, en un pequeño espacio habilitado por el Ayuntamiento para mitigar el impacto de las labores. El resto, esos cerca de 300 conductores, han sido desterrados de La Carmencita. Y en algún sitio tienen que aparcar de aquí hasta que terminen de construir el famoso estacionamiento en altura. El éxodo de estos conductores no está pasando desapercibido; al contrario, se manifiesta desde temprano por la mañana a través de aquellos que siguen empeñados en aparcar por ahí hasta que, en la mayoría de casos, se retiran con resignación a las explanadas de las afueras.
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La de La Lechera es un ejemplo evidente de la intensidad con la que se están produciendo los efectos colaterales de las nuevas obras en La Carmencita. Antes de que las palas llegaran a la Inmobiliaria, en hora punta, el entorno del recinto ferial podría llegar a albergar a cerca de un centenar de coches y unos camiones; hoy, apenas una semana después de haber comenzado la diáspora, este inmenso aparcamiento duplica fácilmente esos guarismos, presentando una imagen casi irreconocible.
La gran afluencia de vehículos en esta zona es motivo de asombro y origina varios comentarios entre todos aquellos que, mucho antes de que empezaran las obras en La Carmencita, hace años, decidieron retirarse de la batalla contra el aparcamiento en Torrelavega y asumieron con filosofía el pequeño paseo que, desde la azucarera, queda hasta el centro de la ciudad. Solían ser unos 100; hoy superan los 200.
Consuelo Careaga y Cipriano Ceballos lo comentaban el otro día cuando, desde Los Corrales de Buelna, doblaron la curva para entrar en el aparcamiento de La Lechera. «¿Y esto? ¿Por qué tan lleno?», dijo él. Consuelo pensó inmediatamente en La Carmencita. Y pensó bien: «Nunca lo habíamos visto así». Tampoco Nuria Gómez, de Santander, que se bajó el miércoles en esta zona; ni Miriam Gómez, de Cabezón de la Sal, consciente de lo difícil que es aparcar en el centro de Torrelavega: «Y ahora no hay forma».
La Lechera es quizá el caso más evidente por la gran cantidad de plazas, pero hay más casos donde 'los 300 de La Carmencita' se hacen notar. Saray Gómez, de Viveda (Santillana del Mar), reconocía haber 'peleado' más que nunca por su plaza en el centro comercial Bulevar Altamira –un fijo en el manual para encontrar aparcamiento–. Corroboran esa tesis hasta los trabajadores que custodian el parking de Feve, junto a la estación del centro, al que también han ido a parar parte de los conductores sin plaza.
El entorno del cementerio de Geloria es otra zona sensible y donde, ahora más que nunca, los conductores se pegan a las paredes para aparcar. Ni decir tiene el aparcamiento de Pintor Varela, un hervidero de coches donde solo los más pacientes y madrugadores tienen premio. A los impacientes, por su parte, el concejal de Obras, José Luis Urraca, viene enviando un mensaje desde hace dos semanas. «Hay que pensar en el beneficio final», apela, refiriéndose a las 539 plazas que habrá en La Carmencita en 2025 –180 más que antes–.
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