La última fotografía de una saga
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Cierra Bustamante Hurtado, la primera tienda del sector en Torrelavega. Su archivo, memoria viva de la ciudad, reúne 50.000 imágenesLa cascada de cierres en el comercio de Torrelavega parece no tener fin. A ella se sumará en los próximos meses Bustamante Hurtado, la primera tienda de fotografía de la ciudad. Su archivo, memoria viva de la capital del Besaya, reúne 50.000 imágenes captadas por tres generaciones en los últimos 78 años. Como tantos otros, el emblemático negocio familiar ha ido a menos desde que se inició la era digital y su actual titular, Ángel Bustamante Cayón, ha decidido bajar la persiana y buscar otro trabajo que le permita alcanzar la jubilación.
'Liquidación total por cierre'. El cartel blanco y con letras rojas que ha colgado Ángel en el escaparate de la tienda ya no tiene vuelta atrás. «Tengo 47 años y doy este paso porque dudo que la fotografía me lleve hasta la jubilación», afirma el comerciante, dispuesto a abandonar un sector que «se puede decir que está en crisis desde que yo empecé, hace 30 años».
Ángel reconoce que el negocio, situado junto a la fuente de Cuatro Caños desde hace cinco años, apenas le da para vivir y dice que «las cosas cada vez están más difíciles». El mercado de la fotografía de papel se ha ido quedando «más arrinconado» y prueba de ello es que muchos colegas han corrido la misma suerte en las últimas décadas: «Éramos trece o catorce y quedamos cuatro».
Ángel Bustamante Cayón
Nieto del fundador
Ángel Bustamante Amenábar
Hijo del fundador
Su padre, Ángel Bustamante Amenábar 'Gelo', jubilado desde 2013, se suma a la conversación y recuerda los inicios de la saga familiar: «Bustamante Hurtado eran los apellidos de mi padre, Horacio, que aprendió el oficio revelando fotografías como pinche en una farmacia. En 1944 se puso por su cuenta con un hermano, Ángel, y juntos abrieron la primera tienda en la esquina de la calle José María Pereda con la de La Paz».
«Fue la primera tienda de fotografía de Torrelavega -explica-, porque hasta entonces sólo había estudios a los que ibas a sacarte una foto. Mi padre y mi tío fueron los primeros que vendieron cámaras y material. Incluso hubo una época en la que alquilaron cámaras durante el fin de semana para que la gente fuese a revelar las fotos el lunes. El sector empezaba a despegar entre los particulares».
Horacio y Ángel no cesaron en su intento de diversificar y al trabajo en la tienda sumaron el que hacían en bodas, comuniones, empresas, prensa... «Mi padre tenía un carnet de Marca del año 46. Los periódicos empezaron a ir bien y también trabajamos para El Diario, ABC, Alerta, La Gaceta del Norte, Hoja del Lunes, EFE...». Otro tanto ocurrió con las empresas: «La ciudad también despegaba y las grandes empresas, como Sniace o la General -hoy Bridgestone-, estaban en su esplendor. Lo atendíamos todo con mucho esfuerzo. No había horario y si teníamos que bajar a trabajar un fin de semana o una fiesta, pues se hacía. Lo importante era atender al cliente».
Al final, entre su padre y su tío hubo «problemas familiares» y decidieron separarse. Cada uno puso su tienda, aunque siguieron en la misma calle, José María Pereda, una de las más importantes de Torrelavega. Horacio la abrió junto al Bulevar Demetrio Herrero, cerca del Ayuntamiento. Era el año 1968 y Gelo empezaba a trabajar con su padre en plena expansión del sector. «Mi padre apenas paraba en la tienda. Se pasaba los días en Ascán, Equipos Nucleares, Landaluce, la Fundación Santillana... Eran jornadas interminables», apunta su hijo Ángel.
Gelo tiene claro cuándo terminó aquella buena época: «Todo fue bien hasta que llegó la era digital. Yo de hecho me prejubilé en 2013 porque éramos cinco en la tienda y no había para todos. El papel ha ido desapareciendo y los ordenadores y los móviles se imponen. Además, no podemos competir con las grandes plataformas de internet, como Amazon y los chinos».
Bustamante Hurtado abrió la tercera y última tienda hace cinco años en otra calle muy transitada, Julián Ceballos, pero el final «se venía venir». Gelo cree que su hijo acierta al cerrar el negocio. Dice que no le duele y sólo piensa en tener un último gesto con la ciudad que tanto le ha dado a su familia: «Quiero hablar con el alcalde para donar nuestro archivo al Ayuntamiento, pero con la condición de que no termine en un rincón. Tenemos más de 50.000 fotos, algunas de gran valor, y quiero que se clasifiquen, se digitalicen y se pongan a disposición de la gente a través del Archivo municipal». Sería un buen final para una colección de fotografías que resume casi un siglo de historia de Torrelavega.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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