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Todo el calor que, hace exactamente dos meses, derrumbó el techo, incendió parte del local y puso en grave riesgo la continuidad de sesenta años de trayectoria, estaba este jueves condensado en el cariño de la gente. Familia, amigos, y los clientes que, después ... de muchos años, han pasado a entrar en esa categoría. El Café Bar Urbano's, propiedad de la familia del popular coreógrafo Javier Castillo, Poty, ha abierto sus puertas y casi en primicia para ellos. Para Yolanda, Álvaro, Merche, Javier, María Ángeles…. No ha sido un evento de grandes masas, no; en el número 1 de la calle Mártires, junto al Teatro Municipal Concha Espina, han estado, sobre todo -y además de algun representante público como el alcalde y algunos concejales-, los de casa, los de siempre, los que dan sentido al legado que la familia Castillo viene construyendo en las últimas décadas.
Y eso se ha notado desde antes de las ocho y media de la noche. En los abrazos, las conversaciones, los recuerdos, las miradas cómplices entre los corrillos, los guiños y también en todas esas batallas comentando las fotos que hace dos meses se salvaron del fuego. El ambiente. Después de ocho semanas de intensísimo trabajo para rehabilitar el local y levantarlo casi literalmente de entre las cenizas, el negocio familiar ha celebrado una sentida reinauguración para reanudar su actividad donde la tuvieron que dejar hace dos meses por culpa de las llamas. «Por fin», «cual Ave Fénix» y «más fuerte que nunca», como alternaron todos esos seres queridos, el Urbano's ha revivido este jueves al calor de su gente.
Y ha sido una reapertura cálida y familiar. Que se lo digan al responsable del local, Sergio Castillo, una de las personas que, este jueves, se ha llevado más abrazos y besos por parte de la clientela. Los mismos que este jueves se han hecho fotos con él son los mismos que le vienen dando ánimos e incluso ofreciendo ayuda para sufragar la rehabilitación del bar en los últimos dos meses. Esa fidelidad da una idea de la solera y el cariño que los vecinos tienen por su cafetería, una «institución», como han ponderado, que trasciende más allá de la gran popularidad de Poty.
Sin desmerecer el sinfín de fotografías con caras conocidas que el negocio exhibe en sus paredes -con Raúl González Blanco, Bustamante, Gento, Amancio Amaro, Di Stefano, Ronaldo Nazario, Beckham, Casillas, Fofito…-, el Café Bar Urbano's siempre ha demostrado ser mucho más que 'el bar de la familia de'; este jueves no ha sido una excepción y el establecimiento se ha llenado de amigos de toda la vida y, sobre todo, de mucho cariño hacia toda la familia Castillo.
De ahí las palabras de Castillo: «Me siento feliz, orgulloso, animado, desbordado por tanto cariño. Es una sensación maravillosa. Muchísimo cariño. La gente se ha volcado con nosotros, con la familia, con mi madre… Más no se puede pedir», ha declarado, emocionado, antes de dedicar un «inmenso gracias a todo el mundo». A su lado, entre tanto, decenas de personas disfrutaban, brindaban y cantaban en el «nuevo Urbano’s», como ha llegado a denominar una de las invitadas. «Torrelavega no puede sobrevivir sin este bar», había manifestado minutos antes otra vecina, mientras apuraba un botellín y contemplaba el nuevo acabado del local.
Y, junto a la gente de siempre, se tomó lo de siempre, claro. Vinos, refrescos, cervezas, canapés… Por haber, hubo también hasta agua bendita. El párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Juan Carlos Rodríguez del Pozo, participó en la fiesta y bendijo el local justo antes de la reinauguración, pasadas las 20.30 horas. «Es un día muy alegre. Con alegría, volvemos a dar este pistoletazo de salida», dedicó, antes de rociar con agua bendita a los presentes, pedir a Dios que «esté cerca» y rezar un padre nuestro con los presentes.
Alguno no pudo contener algunas lágrimas de alegría, ni durante las palabras del cura ni después. El camino hasta aquí ha sido duro. «Este bar es mi vida», expresaba el propio Sergio Castillo en declaraciones a El Diario Montañés en diciembre, cuando el olor del local todavía evocaba el recuerdo de aquel fatídico jueves; este jueves, el gerente y todo el personal volvió a sonreír detrás de la barra para seguir escribiendo la historia del bar, pensando ya en los 61 años que el negocio cumplirá en agosto.
Lo que quedó claro es que Sergio y su familia no son los únicos que tienen al Urbano's como un hogar. De eso ya se han dado cuenta por enésima vez ellos mismos, la familia Castillo, en los últimos dos meses. «¿Qué, Sergio, cuándo abrís?», «¿cómo vais, familia?», «mucho ánimo y fuerza», venían alternando decenas de seres queridos en estas últimas semanas. Ninguno ha sido ajeno a las consecuencias desde esa maldita mañana en la que, en pleno servicio, las llamas empezaron a devorar el negocio en pleno sorteo de la Lotería de Navidad.
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