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A efectos prácticos, en el día a día, el parque Manuel Barquín es un espacio muy significativo para los torrelaveguenses; aquí disfrutan pequeños, mayores y jóvenes durante horas casi todos los días, sobre todo en mañanas y tardes soleadas como las de ayer. Sin ... embargo, el espacio verde más importante del centro urbano de Torrelavega no está todo lo bien cuidado que a estos usuarios les gustaría. Ni bien cuidado ni bien iluminado. Los vecinos describen un parque más bien «sombrío» y «oscuro», cuando no «abandonado». Sienten apego por el espacio verde por antonomasia en la ciudad y destacan su «gran potencial», pero le ven margen de mejora y urgen al Ayuntamiento la puesta en marcha de ese proyecto que viene prometiendo desde la anterior legislatura. La Concejalía de Medio Ambiente no oculta que el alto presupuesto del mismo, 5 millones de euros, complica su ejecución. Para darle salida se contemplan dos soluciones: el maná de la financiación externa, una fuente que el Consistorio dice haber salido a buscar desde hace meses; o bien el cumplimiento por fases de las tareas contempladas en ese plan, opción que parece que gana peso en el departamento que dirige Patricia Portilla.
Pedro Rendón «El parque tiene potencial, pero le falta iluminación; a las ocho de la noche ya no se ve prácticamente nada y no invita a pasear»
Ana Barreda «Pasar por la noche me da un poco de miedo porque está muy oscuro. Se podría aprovechar mucho más, también el auditorio»
Ana Erquicia «Está abandonado. Por las noches está muy oscuro y los árboles se encuentran en mal estado, igual que muchísimos bancos»
Mientras la Administración se decide, el Manuel Barquín empieza a acusar sus 77 años de historia y a demandar necesidades evidentes según los vecinos. Pedro Redón paseaba ayer por ahí y ponía el foco en la luz: «Le falta iluminación; a las ocho de la noche ya no se ve prácticamente nada y no invita a pasear», dice antes de destacar el «potencial» del espacio. No es el primero que lo dice ni tampoco el último, ni ayer ni desde hace años. Erika Balda, que se dirigía desde Nueva Ciudad hacia el centro, encarna a todas esas personas que, a determinadas horas, optan por sortear la zona en lugar de atravesarla. «¿Por la noche? A lo ancho, quizá, pero, de arriba a abajo no lo cruzo», reconocía, acompañada por su amiga Ana Barreda. «Pasar por la noche me da un poco de miedo porque está muy oscuro, coincidían, antes de aludir al mal estado en el que a veces se han encontrado los baños y a que «se podría aprovechar mucho más el auditorio».
Frente a ese auditorio -el Lucio Lázaro-, Ana Erquicia y Manuela Asua hacían un alto en su paseo matutino. «El parque está totalmente abandonado. Por las noches está muy oscuro y los árboles están en mal estado, igual que los bancos. No hacen nada», reprochaba la primera; «Deficiente total. Faltan flores, árboles mal cuidados... Se me cae el alma; el parque es de lo mejor que tenemos y tiene mucho potencial», lamentaba la segunda.
Rogelio Ortega no ha pasado muchos días últimamente en el parque ni en la ciudad porque estudia fuera, en Zamora, pero ha venido estos días para pasar la Semana Santa y llega a conclusiones similares. «De noche es muy oscuro y los bancos están en malas condiciones», opinaba el joven. A unos pasos de ahí, un poco más tarde, Elena González, aunque coincidiendo en ese punto y en «el mal estado del parque en general», quiso aportar un matiz. «Está un poco oscuro por la noche, sí, pero los árboles tienen que estar frondosos; lo bonito es que haya sombras». Ella, una de las muchísimas personas que aprovecha el pulmón verde urbano de la ciudad con su mascota, hizo hincapié en una demanda concreta: la creación de una zona canina «en condiciones».
La mirada de uno de los colectivos volcados en el arbolado urbano, Torrearboleda, no es distinta a la de los vecinos en lo que se refiere a ese «abandono». Uno de sus portavoces, Germán Castellano, asegura que el parque necesita una «revisión seria» de los árboles, algunos de los cuales están en un estado «deficiente».
No sé se sabe cómo se va a ejecutar, pero los planes para el Manuel Barquín están detallados en un proyecto. Y una de las ideas que lo vertebran es la de que pase de ser un lugar de paso a una zona de estancia más amable y accesible. Para ello, el plan elaborado por A-Gatein propone un carril bici, una zona deportiva, una charca para anfibios, una disposición de los árboles distinta para acabar con el exceso de sombra y en definitiva, un espacio verde más luminoso y seguro.
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