Los vecinos de la calle Lasaga Larreta se quejan por filtraciones de aguas fecales

Díaz Sámano señala que después de hablar con responsables del Ayuntamiento y de la empresa de Aguas será la comunidad de propietarios la que tenga que hacerse cargo de los trabajos de reparación de estas filtraciones que dan a la calle. El presidente de la asociación vecinal destaca que llevan meses intentando buscar una solución al problema, que según apunta «se ha complicado y se ha perdido mucho tiempo porque no ha sido posible localizar al propietario o propietarios de este local en el que se ubicaba la vieja sala de fiestas y por lo tanto no hemos tenido posibilidad de acceder al lugar».

El representante de los vecinos de Quebrantada agradece la colaboración tanto por parte del Ayuntamiento como de la empresa pública de Aguas y recuerda que «ahora serán los vecinos de este inmueble los que se hagan cargo de contratar los servicios de una empresa especializada para reparar los daños de la bajante, que parece está rota y por ahí se filtran las aguas fecales, origen de los malos olores».

Aunque el problema está en vías de solución tras varios meses de gestiones, este es un nuevo episodio en torno a la antigua discoteca de Torrelavega, que en el año 2015 sufrió un incendio una vez que ya estaba el local clausurado. Los bomberos sofocaron el fuego en las instalaciones, mientras los vecinos de los bloques de viviendas en cuyos bajos se ubica esta vieja sala de fiestas contemplaban con preocupación la gran humareda.

Ese mismo año, el Ayuntamiento retiró subsidiariamente el cartel luminoso de la antigua discoteca, ubicada en los bajos del número 4 de la calle José Posada Herrera. El mal estado de conservación, con el metacrilato y el entramado de tubos de neón completamente rotos, y su peligro de desprendimiento originó el expediente de orden de ejecución de retirada por parte del Consistorio. La inspección por parte de técnicos municipales tuvo lugar meses antes, tras la denuncia de las comunidades de propietarios de los portales 4 y 6 de la citada calle, preocupados por el riesgo que suponía para los viandantes ante la posible caída de parte del cartel luminoso a la vía pública. El Ayuntamiento ejecutó la retirada de forma subsidiaria al no ser posible la misma por parte de la propiedad por diversos problemas, entre ellos el fallecimiento del propietario de la discoteca.

La polémica siempre ha acompañado a este local de 1.630 metros cuadrados de superficie y cerrado desde 2004, que fue alquilado a un empresario en 2011 para abrir en él un almacén de venta, tipo bazar. El inquilino exigía al dueño de la antigua discoteca la impermeabilización de todo el techado, para lo cual hizo entrega al propietario de 40.000 euros en metálico; además, pagó 5.742 en concepto de una renta mensual por adelantado y otros 11.600 euros de fianza por dos meses. Transcurridos cinco años desde que se firmó el contrato, el negocio no pudo abrirse, por lo que el representante legal del empresario llevó el caso a los tribunales, que han fallado a su favor, imponiendo las costas al arrendador.

La discoteca fue inaugurada en 1986 y quedó clausurada tras 18 años de actividad, al ejecutarse una providencia judicial que disponía el desahucio del arrendatario de la sala, la sociedad Calapea, S. L., y la recuperación del local por su propietario. Con el cierre de la Royal Palace, se cumplió una antigua aspiración de todos los vecinos del entorno de Cuatro Caminos, que soportaron durante años frecuentes incidentes y ruidos en el entorno de la sala, derivados de 'la movida' juvenil.