Los vecinos del edificio apuntalado en Ronda Garcilaso temen por su seguridad

El Ayuntamiento ha ofrecido a la propietaria del piso, Blanca Hernández, alojamiento alternativo en un hotel, pero, de momento, lo ha rechazado. La vecina, que tiene 72 años y vive sola, explica por qué: «Estoy en tratamiento psicológico y psiquiátrico desde que falleció mi hijo, una desgracia que se une a la del piso. Mi nuera y mis cuatro nietos se marcharon cuando le apuntalaron y yo fuera de mi casa me muero».

Además de los bomberos, el pasado viernes también la visitaron el alcalde, Javier López Estrada, y el concejal de Seguridad, Pedro Pérez Noriega. Blanca, muy preocupada, señala cómo aparecen grietas nuevas en la casa, las ventanas «funcionan mal» y los bomberos incluso han pegado los azulejos de la cocina con cinta americana porque «se siguen cayendo».

Lourdes Verdeja también tiene miedo: «Mi madre vive justo encima y quién te dice a ti que la próxima vez los cascotes no caen en la cabeza de alguien. El edificio se sigue moviendo y aquí nadie hace nada. Hay más grietas en el tercero, en las buhardillas... Nos dicen que los puntales aguantan el edificio, pero nadie garantiza nada por escrito».

Los vecinos del número 6 de la calle Coro Ronda Garcilaso, en el barrio de El Zapatón, iniciaron hace varios años su lucha por unos daños que ellos achacan a la construcción del Punto de Encuentro Familiar en la planta baja. Los afectados lograron el pasado mes de octubre que el Ayuntamiento parase las obras de asfaltado del aparcamiento que se encuentra a pocos metros del inmueble, ante el temor a que la maquinaria pesada provocase nuevos daños en sus viviendas. El alcalde dijo que los trabajos no se reanudarán hasta que concluya el proceso judicial que han iniciado los vecinos contra la empresa que ejecutó los trabajos en la planta baja y que, según ellos, ha dañado la estructura del edificio, que tiene cuatro plantas y fue apuntalado por el Consistorio el año pasado.

Los vecinos también llamaron la atención a los responsables municipales el pasado verano, con motivo de la instalación de una noria gigante en el aparcamiento durante las fiestas de La Patrona. Mientras concluye el proceso judicial, los vecinos piden al Ayuntamiento que vele por ellos, pero dicen que está ocurriendo «todo lo contrario».

La empresa Saiz Bengoechea, contratada por la Administración local, concluyó en enero de 2021 el apuntalamiento de la planta baja y el piso más agrietado. La comunidad de propietarios solicitó la intervención del Consistorio ante la precaria situación económica de los vecinos. Una vez ejecutados los trabajos y comprobado el importe definitivo de los mismos -4.432 euros-, el Ayuntamiento procederá a repercutir dicha cantidad en la comunidad, que está dispuesta a defenderse en el juzgado. El último estudio geotécnico encargado por esta volvió a incidir en la posibilidad de que la construcción del Punto de Encuentro Familiar dañase los cimientos al producirse «un efecto de licuefacción» en el suelo, como consecuencia de «las vibraciones producidas por la obra».

Sin embargo, el Consistorio apercibió a la comunidad de propietarios para que procediese a la reparación del inmueble. La orden municipal quedó en suspenso en el caso de uno de los pisos, dado que su propietaria tiene en su poder una sentencia judicial favorable. Otros vecinos también han acudido al juzgado.