La familia posa en la barra en 1963, cuando el bar inició una nueva etapa y pasó a llamarse Veracruz. :Luis Palomeque
El Veracruz baja el telón 120 años después
Torrelavega ·
Es uno de los bares que ha dado personalidad a Torrelavega y siempre lo ha gestionado la misma familia | El emblemático establecimiento colgará el cartel de cierre definitivo el último día de septiembre
Ya en 1912 se anunciaba en el periódico local como un lugar de bebidas y comidas, un referente en la Torrelavega de principios ... de siglo, pero el Veracruz -el 'Vera' para los lugareños- ya estaba abierto muchos años antes, aunque como 'Bar Recreo'. Ha transitado por tres siglos -XIX, XX y XXI- perteneciendo a la misma familia, una saga que en la noche del 30 de septiembre próximo, como siempre, pondrá el cartel de 'cerrado', pero esta vez definitivamente. Siempre en el mismo lugar, en el centro del corazón urbano más torrelaveguense, siempre en manos de la misma familia, siempre atendiendo diligentemente al público, dando de comer al hambriento y de beber al sediento, formando parte de uno de los mejores capítulos de la historia social de esta ciudad.
La historia del Veracruz comienza hace dos siglos cuando un vecino de Riaño, Manuel Herrera, cruza el Atlántico para, como tantos otros cántabros, llegar a México para tratar de hacer 'las américas'. Lo consiguió el riañero, regresando a La Montaña con el ansiado oro del indiano. Se asentó en Torrelavega comprando un edificio en pleno centro de la ciudad, el que se sitúa en la confluencia de las calles José María Pereda y Ruiz Tagle, un inmueble que sigue con la misma estructura que tuvo en el siglo XIX. Donde actualmente está abierto un bar de comida turca, se encontraba la Ferretería Martínez; donde hay una heladería, Almacenes Santander, y donde hubo una librería, fue la primera sede de la floristería de la inolvidable Lucrecia. Manuel abrió el bar Recreo y se trajo a vivir con él a su sobrino Salvador Herrera Solana, que entonces tenía cinco años, al que crió como un hijo y quien, a su muerte, le heredaría. Así fue cuando en 1963, ya propiedad de Salvador, el descendiente hizo honor a la ciudad donde hizo su tío fortuna poniéndole el nombre de Veracruz, que es como ha llegado hasta nuestros días.
La saga como hosteleros acaba ahora, más de un siglo después, con Jose, 66 años y ya jubilado, condición que obtendrá su hermano Javi, aún detrás de la barra, al cumplir dentro de unos días los 65 años reglamentarios para pensionarse. Mercedes, la única hermana, la pequeña -dicen que la mimada de la familia-, ha sido la única que no se ha ligado laboralmente al Veracruz. Merce nació cuando sus dos hermanos mayores tenían 15 y 16 años y ya estaban trabajando en el bar con sus padres. Cuentan, con indisimulado cariño, que la pequeña de la familia lleva el nombre de Mercedes por la marca del coche que tenía su padre, y que la única vez que no arrancó, fue justo en el momento en que su hija quiso venir al mundo, de manera que los padres de la criatura y sus dos hermanos, tuvieron que ir deprisa y corriendo, a las seis y media de la mañana, hasta el hospital para que su madre le diera luz.
Manuel Herrera, el fundador, junto a su sobrino Baín.
Luis Palomeque
Un indiano abrió el negocio a su regreso de México y lo heredó un sobrino, al que crió como un hijo
Baín se había casado con Lucila Martínez, natural de Torres, quien se puso al frente de la cocina, siendo toda su vida el alma del establecimiento, hasta que la salud le apartó de los fogones. Era y es -tiene 92 años- una cocinera excepcional. De sus cazuelas salían los platos tradicionales de la cocina casera que hicieron tan famoso al 'Vera': lengua, morros, callos, manos de cerdo, merluza a la cazuela..., platos a los que ella daba un toque especial y con los que conseguía llenar «hasta arriba» el comedor del establecimiento con fieles clientes que no renunciaban cada semana a la cita con alguna de las recetas más castizas que se elaboraban en Torrelavega.
«Eran otros tiempos, cuando éramos de verdad la ciudad del dólar -explica Jose-, desde que abríamos teníamos la barra llena. Al mediodía y por la tarde-noche se relevaban las cuadrillas para tomar los blancos y los chiquitos». El 'Vera' tenía buenas barricas que acogían el típico blanco de solera. «El bar estaba siempre hasta arriba de gente, ¡teníamos que echarles para poder cerrar a las tantas de la noche!». Blancos y 'chiquitos' -un típico vaso de 'culo' gordo- que se rellenaba una y otra vez en inacabables rondas que los parroquianos se disputaban para adelantarse a pagar, «aunque, como ahora, alguno se hacía el remolón», cuenta, divertido, Jose. «Fueron los mejores años de Torrelavega, nada que ver con lo de ahora, que la ciudad está de capa caída. Había trabajo, dinero y la gente tenía ganas de divertirse y alternar».
El Veracruz se fue convirtiendo en un pequeño museo taurino, futbolístico y político
Aunque Jose es el hermano mayor, quien realmente guarda todas las anécdotas y las pequeñas historias del 'Vera' es su hermano Javi, quien ya apura el último mes detrás de la barra, en la que, desde primera hora, coloca multitud de platos con las 'tapas' típicas de toda la vida en este bar, con las que los clientes 'empapan' el café, el vino o el vermú: galletas, bizcochos 'Noel', cacahuetes y los más modernos 'doritos'. Lo mejor es acercarse al 'Vera' no excesivamente pronto, como a las diez de la mañana, y ver cómo el bar se convierte en una improvisada hemeroteca, donde los clientes se sientan en las mesas, uno detrás de otro, como si de pupitres de biblioteca se tratara, para leer los periódicos. Con un café, un blanco o un carajillo, se disponen a ponerse al día en noticias. En el 'Veracruz' se compran una decena de periódicos cada día, casi todas las cabeceras, «¡menos El País!», precisan, porque en este bar, si 'cojean' de algo, es de la derecha. Hasta que dejó de publicarse, todas las semanas se compraba 'Interviú' «y teníamos que estar con ojo porque nos lo robaban o arrancaban las páginas 'más llamativas', por decirlo de alguna manera», recuerda Javi.
Los hermanos Jose y Javi, en el Veracruz actual.
Luis Palomeque
Sí, es que en el Veracruz son de derechas sin avergonzarse, de la Real Sociedad Gimnástica hasta los tuétanos, y del Real Madrid, «como la gente de orden» -sonríen- y por supuesto, taurinos. Franco, los 'chicos' de Santiago Bernabéu, los mejores jugadores gimnásticos y, sobre todo, las referencias al Arte de Cúchares pueblan las paredes del bar. Fotos, frases, pinturas, banderas de España, 'con águila' y sin él, se convierten en admiración, a veces risas, y muchos comentarios con sordina... Quien viene a Torrelavega invitado por algún vecino, es raro que no le lleve al 'Vera': «Tenemos clientes de derechas y de izquierdas, desde hace muchísimos años. Aquí, no se riñe, ni se discute, se toma un blanco y se arregla el mundo», explican los hermanos. Y hablando de Franco: «No vivimos tan mal, yo creo», precisan.
Casi todos los elementos que pueblan el 'Vera', tanto deportivos como políticos, son regalos de clientes que ellos no tienen inconveniente el colgar de las paredes o posar en las repisas, incluido un busto de Francisco Franco en bronce, junto a una foto del 'generalísimo' que les recuerda a los clientes que, con él, sí se podía fumar en los bares. Entre todas las botellas con referencias a ese tiempo pasado, sorprende encontrar una etiquetada con la foto del Che Guevara: «Me retó un cliente a que no tenía... de ponerla en el bar. Y sí, los tuve y ahí está, y no molesta a nadie», dice Jose.
El 'Veracruz' está justo enfrente del que fuera Cine Coliseum Garcilaso -hoy, como canta y se lamenta Serrat, una entidad bancaria- que en verano se convertía en teatro y por el que pasaban los mejores cantantes y compañías líricas y de teatro del momento. Nada más acabar las representaciones, ¡a cenar¡, lógicamente, en el vecino 'Vera'. «Son muchos los que han pasado por nuestra casa, pero me vienen a la cabeza, por ejemplo, Rafael Farina, el Príncipe Gitano, Niña de la Puebla, Antonio Machín, José Guardiola...», relata Javi. En los años 40 se celebraba allí el concurso nacional de zarzuelas y los cantantes y músicos aclaraban sus gargantas y afinaban las manos en el cercano bar de Baín. Por supuesto, los principales toreros que pasaron por la ciudad, aunque fuera de paso, visitaban este 'templo' del toreo, como Jaime Ostos, los hermanos Peralta, Conchita Cintrón... o Ángela, la torera, horas antes de recibir una tremenda cogida.
Pero también políticos de todo orden e ideología. Entre ellos, recuerdan una más reciente visita de Íñigo de la Serna, «que tuvo que ponerse a firmar autógrafos». «Y todos los días venía Miguel Ángel Revilla porque ahí enfrente estaba el Banco Atlántico, del que durante muchos años fue director», recuerdan. Tienen un ordenado libro de firmas en el que, debidamente numeradas, guardan autógrafos y opiniones de quienes quieren dejar un recuerdo. En la memoria del Veracruz también están las populares partidas de cartas, especialmente de mus, y el concurso infantil de pintura, que se celebró durante 42 años. Un sinfín de recuerdos en el corazón de Torrelavega.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.