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Los viandantes que pasan junto a la centenaria y emblemática chimenea de La Lechera están más seguros. Una empresa especializada en trabajos en altura se ha encargado en los últimos días de la inspección y saneamiento de la estructura, que alcanza los 50 metros, para evitar nuevos desprendimientos, principalmente cascotes y ladrillos. Esta actuación, que ha supuesto una inversión de 11.100 euros, servirá también para la redacción del proyecto de remodelación de todo el recinto, destinado a ser un gran centro cultural de ámbito regional.
El primer teniente de alcalde y concejal de Obras, Javier López Estrada, precisa que los trabajos realizados han sido de dos tipos. Por un lado, de «consultoría y documentación», detallando la situación de la chimenea con «una inspección visual, fotografías y vídeo». Y por otro, de consolidación de la estructura para evitar «posibles desprendimientos de pequeños elementos como pueden ser ladrillos o mortero». En este apartado, se ha procedido a proteger las zonas picadas y con falta de ladrillo mediante un producto a base de «cemento y resinas epoxi», y realizar el sellado provisional de grietas para evitar las filtraciones de agua.
Una última actuación ha consistido en la colocación de una línea de vida, un anclaje continuo al que el trabajador conecta su cuerda o sistema de amarre para desplazarse, en este caso, por esta estructura vertical. Esto facilitará la realización posterior de trabajos de mantenimiento de la misma. «Lo que queremos -señala López Estrada- es asegurarnos de que ningún viandante corre peligro por los desprendimientos y tener la documentación técnica necesaria para la redacción del proyecto de rehabilitación de todo el recinto de La Lechera».
Como adelantó este periódico el pasado mes de marzo, una de las abrazaderas de hierro que refuerzan la parte superior de la chimenea se encontraba rota y golpeaba contra el pararrayos cuando hacía viento. Los restos del cincho amenazaban con precipitarse sobre el suelo, algo que ya ocurría con los cascotes que se desprendían de los ladrillos con que está hecha la estructura, debido a falta de mantenimiento.
Los trabajadores del edificio más próximo, el Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), habían dejado de aparcar en las inmediaciones por temor a resultar golpeados, tanto ellos como sus vehículos, y cada vez que se organizaba algún evento en La Lechera, se vallaba el entorno por precaución.
Todo parece indicar que el hecho de que la chimenea esté más dañada por un lado, concretamente el Este, se debe a la caída de un rayo, según ha indicado el director del CIMA, Jesús García. El Ayuntamiento reconocía que algo había que hacer, pero los intentos para solucionar el problema resultaban fallidos. La escala de los bomberos se quedaba corta y la ayuda que se pidió el año pasado a la Unidad Militar de Emergencias (UME), aprovechando que fijó en La Lechera su sede durante unas maniobras, tampoco tuvo éxito. Al final, una empresa especializada, ZUT, con sede en Bilbao, ha sido la encargada de resolver el problema de la altura.
El emblemático edificio, inaugurado en 1899, fue azucarera, fábrica de leche condensada y Feria de Muestras. Conoce su historia en este enlace.
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